Fotografía cedida por la NASA de una captura de televisión, que muestra el momento del lanzamiento (a las 2:56 hora local de la pasada madrugada) de un cohete Delta II que lleva a bordo el
El Observatorio Orbital de Carbono-2 (OCO, por su sigla en inglés) partió a las 02.56 hora local (09.56 GMT) a bordo de un cohete Delta II desde la base de la Base Vandenberg de la Fuerza Aérea, a unos 240 kilómetros al noroeste de Los Ángeles (California, EE.UU.).
Casi una hora después del lanzamiento, el observatorio se separó del cohete propulsor y entró en una órbita a 690 kilómetros de la Tierra. El artefacto realizó una serie de procedimientos de activación, estableció comunicación con los controladores en la Tierra y extendió sus paneles solares con éxito.
Las primeras observaciones telemétricas indican que el satélite está en "condiciones excelentes", indicó la NASA en un comunicado.
La NASA perdió en un accidente en 2009 el satélite original, que debido a un fallo técnico no pudo alcanzar su órbita y cayó al océano Pacífico, después de casi una década de diseño, desarrollo y construcción, con un costo estimado de 273,4 millones de dólares.
El nuevo satélite realizará una misión de dos años para localizar puntos donde iniciará la medición de los niveles de dióxido de carbono, "el gas de efecto invernadero producido por el hombre principal responsable del calentamiento global y un componente crítico del ciclo del carbono del planeta", indica la NASA.
Las operaciones científicas comenzarán unos 45 días después del lanzamiento y se espera que los primeros datos sobre las concentraciones de C02 en la atmósfera estén listos a principios de 2015.
El director de la NASA, el astronauta retirado Charles Bolden, celebró el éxito del lanzamiento y aseguró que "el cambio climático es el reto de nuestra generación", señaló en un comunicado.
Bolden destacó que con OCO y la flota de satélites de la NASA dedicados al estudio del medio ambiente, la agencia está cualificada "para documentar y entender esos cambios, predecir ramificaciones y compartir la información sobre esos cambios para el beneficio de la sociedad".
La misión busca elaborar mapas detallados de la distribución de ese gas y los lugares en la Tierra donde es reabsorbido, como en las zonas boscosas.
Esas mediciones, que tendrán una gran "precisión", servirán para sentar las bases de "decisiones políticas" sobre "cómo adaptarse al cambio climático futuro y cómo reducirlo", indicó por su parte Michael Freilich, director de la división de Ciencias de la Tierra de la NASA.
Los científicos calculan que más de la mitad del dióxido de carbono emitido por las actividades relacionadas con el hombre a la atmósfera desde la era industrial ha sido absorbido por plantas y océanos.
"Para gestionar mejor los niveles de dióxido de carbono en nuestra atmósfera para la sociedad, necesitamos ser capaces de conocer mejor las fuentes naturales y los procesos de absorción", aseguró David Crisp, científico del Laboratorio de Propulsion a Chorro de la NASA en Pasadena (California).
Durante los próximos 10 días, el satélite -de 91,5 cm y 447 kilos- realizará los procesos de puesta a punto antes de comenzar las maniobras para posicionarse en una órbita casi polar sincrónica al Sol, a unos 705 kilómetros de la Tierra.
UH
El Observatorio Orbital de Carbono-2 (OCO, por su sigla en inglés) partió a las 02.56 hora local (09.56 GMT) a bordo de un cohete Delta II desde la base de la Base Vandenberg de la Fuerza Aérea, a unos 240 kilómetros al noroeste de Los Ángeles (California, EE.UU.).
Casi una hora después del lanzamiento, el observatorio se separó del cohete propulsor y entró en una órbita a 690 kilómetros de la Tierra. El artefacto realizó una serie de procedimientos de activación, estableció comunicación con los controladores en la Tierra y extendió sus paneles solares con éxito.
Las primeras observaciones telemétricas indican que el satélite está en "condiciones excelentes", indicó la NASA en un comunicado.
La NASA perdió en un accidente en 2009 el satélite original, que debido a un fallo técnico no pudo alcanzar su órbita y cayó al océano Pacífico, después de casi una década de diseño, desarrollo y construcción, con un costo estimado de 273,4 millones de dólares.
El nuevo satélite realizará una misión de dos años para localizar puntos donde iniciará la medición de los niveles de dióxido de carbono, "el gas de efecto invernadero producido por el hombre principal responsable del calentamiento global y un componente crítico del ciclo del carbono del planeta", indica la NASA.
Las operaciones científicas comenzarán unos 45 días después del lanzamiento y se espera que los primeros datos sobre las concentraciones de C02 en la atmósfera estén listos a principios de 2015.
El director de la NASA, el astronauta retirado Charles Bolden, celebró el éxito del lanzamiento y aseguró que "el cambio climático es el reto de nuestra generación", señaló en un comunicado.
Bolden destacó que con OCO y la flota de satélites de la NASA dedicados al estudio del medio ambiente, la agencia está cualificada "para documentar y entender esos cambios, predecir ramificaciones y compartir la información sobre esos cambios para el beneficio de la sociedad".
La misión busca elaborar mapas detallados de la distribución de ese gas y los lugares en la Tierra donde es reabsorbido, como en las zonas boscosas.
Esas mediciones, que tendrán una gran "precisión", servirán para sentar las bases de "decisiones políticas" sobre "cómo adaptarse al cambio climático futuro y cómo reducirlo", indicó por su parte Michael Freilich, director de la división de Ciencias de la Tierra de la NASA.
Los científicos calculan que más de la mitad del dióxido de carbono emitido por las actividades relacionadas con el hombre a la atmósfera desde la era industrial ha sido absorbido por plantas y océanos.
"Para gestionar mejor los niveles de dióxido de carbono en nuestra atmósfera para la sociedad, necesitamos ser capaces de conocer mejor las fuentes naturales y los procesos de absorción", aseguró David Crisp, científico del Laboratorio de Propulsion a Chorro de la NASA en Pasadena (California).
Durante los próximos 10 días, el satélite -de 91,5 cm y 447 kilos- realizará los procesos de puesta a punto antes de comenzar las maniobras para posicionarse en una órbita casi polar sincrónica al Sol, a unos 705 kilómetros de la Tierra.
UH
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