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Cristina contraataca con el impuesto a la clase media

Los datos de la realidad contradicen el relato según el cual la población mejoró sus ingresos
Cristina Fernández recurrió nuevamente a su “manual” para situaciones de revés político, de forma tal que el contundente paro general del martes pudiera transformarse en una oportunidad para tomar la iniciativa política.

Lo consiguió en parte. Al realizar un acto de inauguración de una obra hídrica, le restó protagonismo mediático a la jornada de protesta y a los dirigentes sindicales.

Pero, sobre todo, el objetivo político de la presidenta era hacer su propia interpretación del paro, al que calificó como el producto de una actitud poco solidaria por parte de los asalariados de nivel alto, que se resisten a dar “un poquito de su sueldo para ayudar a los que menos tienen”.

De esta manera, Cristina buscó un doble propósito. Primero, cuestionar la representatividad de Hugo Moyano y la dirigencia sindical opositora, a la cual acusa de estar levantando una plataforma con reivindicaciones más propias de la clase media que del sector obrero. Y, segundo, aportarle a su base de apoyo político una justificación para seguir sosteniendo un impuesto muy impopular, en medio de una campaña electoral.

El Impuesto a las Ganancias no fue creado por el kirchnerismo pero su aplicación se ha masificado en los últimos años. Fue pensado para los individuos de muy altos ingresos, y ahora alcanza a trabajadores con sueldos de 20 mil pesos argentinos (unos 40.000 pesos uruguayos).

El motivo de la irritación es que el “piso” a partir del cual se comienza a aportar el impuesto no se ha indexado al ritmo de la inflación, con lo cual ante cada suba nominal de salarios, se suma una nueva camada de aportantes, que además pasan a tener un descuento mayor, dado el carácter progresivo del impuesto.

El gobierno argumenta que sigue siendo una pequeña minoría la que está alcanzada por este tributo, pero lo cierto es que su aplicación se ha extendido. De manera que, en todo caso, se trata de una minoría enojada y ruidosa.

Como graficó Pablo Moyano, el líder del gremio camionero: “De mi organización gremial de 220 mil trabajadores, 200 mil pagan Ganancias, esto debe ocurrir en la mayora de los gremios que tiene salarios altos”.

Pero también es cierto que Ganancias ha venido aumentando sistemáticamente su participación dentro de la “torta” de la recaudación fiscal. A fines de 2014 ya era un 23 % del ingreso total, cuando hace cinco años era un 18 %. Ganancias es el único impuesto que crece mientras los demás caen en términos reales.

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