El mandatario norcoreano Kim Jong-un declaró el "casi estado de guerra" en las áreas de primera línea, en medio de las crecientes tensiones con Seúl.
Según los medios de Pyongyang, se realizó una reunión de emergencia de la
Comisión Militar Central del Partido de los Trabajadores, tras el intercambio
de disparos de artillería en la frontera occidental.
Kim, refirió la agencia de noticias estatal KCNA, presidió la reunión ordenando "al ejército prepararse totalmente para las operaciones" contra Corea del Sur en zonas designadas "bajo casi estado de guerra".
La reunión de la poderosa comisión del Partido de los Trabajadores discutió situaciones y posibles medidas de una acción militar en caso de que Corea del Sur decida no detener la campaña de propaganda contra Pyongyang a lo largo de la frontera.
Los militares norcoreanos negaron la versión de Seúl, que imputa al norte la responsabilidad del "incidente de la tarde del jueves", clasificando como "grave provocación militar" los 36 disparos de artillería lanzados por el sur.
Los militares surcoreanos, en cambio, afirmaron que desde el norte hubo dos ciclos de disparos: el primero fue un único proyectil de artillería antiaérea, mientras el segundo tuvo varios tiros de 76,2 milímetros.
Desde el sur, en respuesta, hubo "decenas" de disparos de 155 milímetros.
Aunque por el momento no se reportaron heridos, la tensión puede empeorar tras el episodio de los dos soldados surcoreanos heridos a principios de agosto por la explosión de una mina en el lado sur de la zona desmilitarizada.
Seúl imputó ese incidente al norte y reanudó las transmisiones de propaganda contra Pyongyang con altoparlantes en la zona de frontera, por primera vez en 11 años.
La presidenta surcoreana, Park Geun-hye, ordenó a las fuerzas armadas "respuestas eficaces y severas" si son nuevamente provocadas, reportó en un comunicado la oficina presidencial.
Kim, refirió la agencia de noticias estatal KCNA, presidió la reunión ordenando "al ejército prepararse totalmente para las operaciones" contra Corea del Sur en zonas designadas "bajo casi estado de guerra".
La reunión de la poderosa comisión del Partido de los Trabajadores discutió situaciones y posibles medidas de una acción militar en caso de que Corea del Sur decida no detener la campaña de propaganda contra Pyongyang a lo largo de la frontera.
Los militares norcoreanos negaron la versión de Seúl, que imputa al norte la responsabilidad del "incidente de la tarde del jueves", clasificando como "grave provocación militar" los 36 disparos de artillería lanzados por el sur.
Los militares surcoreanos, en cambio, afirmaron que desde el norte hubo dos ciclos de disparos: el primero fue un único proyectil de artillería antiaérea, mientras el segundo tuvo varios tiros de 76,2 milímetros.
Desde el sur, en respuesta, hubo "decenas" de disparos de 155 milímetros.
Aunque por el momento no se reportaron heridos, la tensión puede empeorar tras el episodio de los dos soldados surcoreanos heridos a principios de agosto por la explosión de una mina en el lado sur de la zona desmilitarizada.
Seúl imputó ese incidente al norte y reanudó las transmisiones de propaganda contra Pyongyang con altoparlantes en la zona de frontera, por primera vez en 11 años.
La presidenta surcoreana, Park Geun-hye, ordenó a las fuerzas armadas "respuestas eficaces y severas" si son nuevamente provocadas, reportó en un comunicado la oficina presidencial.
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