Más de seis millones de bolivianos decidirán el domingo si autorizan al presidente Evo Morales a presentarse para un cuarto mandato que concluiría en 2025, en un referendo crispado por denuncias de corrupción y la muerte de seis personas en un ataque a una alcaldía de oposición.
Evo Morales |
De confirmarse el escenario, sería la primera derrota directa en los 10 años que lleva en el poder Morales, uno de los últimos representantes del llamado socialismo del siglo XXI. Previamente su partido había perdido en 2015 plazas clave en las elecciones municipales.
Morales, el primer indígena aymara en llegar a la presidencia, está afectado por el escándalo del supuesto tráfico de influencias en favor de su expareja, Gabriela Zapata, quien a sus 28 años es una alta ejecutiva de la firma china CAMC, con contratos con el Estado por 576 millones de dólares. La Contraloría y el Congreso investigan el tema.
Casi dos semanas después de la denuncia, Morales reaccionó en un discurso público: “¡Qué tráfico de influencias, todo es un montaje de la embajada de Estados Unidos!” para perjudicarlo en el referendo, según señaló.
El periodista que denunció el caso, Carlos Valverde, jefe de inteligencia en la década de los 90, fue “agente encubierto de la embajada de Estados Unidos”, según el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana. Valverde rechazó la acusación.
Morales también podría verse perjudicado por las consecuencias de un ataque el miércoles a la alcaldía de El Alto, en poder de la oposición, que se cobró seis muertos por la inhalación del humo tras los incendios, provocados supuestamente por miembros del oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS).
La mala hora de Evo
Luego de admitir al inicio que “si gana el No, es un derecho y, por supuesto, el MAS (su partido) tendrá su candidato”, Morales proclamó recientemente que “el domingo vamos a ganar ampliamente (..), el pueblo va a decidir conscientemente y va a faltar tiempo para festejar”.
Esta es la primera vez que el riesgo de una derrota en las urnas amenaza a Morales. En 2006 había asumido con el 54% de los votos, en 2010 con un abrumador 64% y en 2015 obtuvo con un 61% un tercer mandato que concluirá en 2020, convirtiéndose en el mandatario que más tiempo ha permanecido en el poder en Bolivia.
El excandidato presidencial Samuel Doria Medina, derrotado dos veces por Morales, anticipó que la opción No “triunfará con por lo menos diez puntos de ventaja”, también por las denuncias de corrupción en un fondo indígena que salpica a decenas de dirigentes del MAS, entre ellos una exministra encarcelada preventivamente.
El gobierno sospecha que el daño económico podría llegar a poco más de 2 millones de dólares por la realización de obras fantasma, por lo que continúan las investigaciones, aunque la oposición estima que el daño podría rondar los 140 millones. Por este caso renunció la ministra de Desarrollo Rural, Nemesia Achacollo, cercana al mandatario aymara, y hay varios dirigentes presos.
–Apoyo en logros económicos
Mientras la oposición ha concentrado su artillería en la corrupción y el prorroguismo, Morales y su vicepresidente Álvaro García Linera -acusado de no tener título académico o de tramitar irregularmente su libreta de servicio militar- han intensificado sus discursos acerca de la bonanza económica que vive el país.
A pesar de la depresión de los precios de las materias primas, Bolivia -que abastece de gas natural a los mercados de Brasil y Argentina- prevé un crecimiento de 5% en el período 2016-2020.
Sin embargo, esa propaganda y el discurso oficialista “no tuvieron la fuerza de convencer a la gente, porque magnificaron la gestión de Morales con mentiras”, según el profesor universitario Marcelo Varnoux.
Para el politólogo Armando Ortuño “esta campaña está resultando muy sui géneris y hay que ser prudentes”.
Empero, son los indecisos que podrían definir el voto. “Salvo un gran cambio, deberían in extremis ser fieles a su voto histórico. Con eso y el voto en el extranjero, ya estaría cantada la misa” a favor de Morales, apuntó.
En cambio, el académico Carlos Cordero cree que “el No ganará con una ventaja de al menos 10 puntos”. Según el analista, contrario a Morales, “cuando las gestiones pasan de dos períodos se vuelven opacas, es decir que impiden la fiscalización y el control social y es puerta abierta a la corrupción”.
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