Durante los últimos días las naciones unificadas en la ONU delinearon un nuevo paquete de sanciones económicas a forma de reprimenda contra Corea del Norte por sus constantes provocaciones militares, particularmente contra los Estados Unidos. Bajo la resolución 2375, el organismo multilateral bloqueó el 90 por ciento de las exportaciones de ese país en el rubro textil, uno de sus principales ingresos.
Esa medida se suma a las anteriores instauradas tras la reunión del Consejo de Seguridad, que impuso sanciones al mercado hidrocarburífero, alimenticio y metalúrgico del país asiático. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea del Norte denunció al gobierno de Donald Trump por estas medidas. “La ‘resolución’ ha sido inventada por Estados Unidos, utilizando todo tipo de métodos y maneras despreciables y malignas”, difundió la cadena de noticias oficialista KCNA.
Asímismo, el régimen de Kim Jong-Un comunicó que "condena en sus términos más firmes y rechaza categóricamente la ‘resolución 2375’ sobre sanciones como un producto de una provocación insidiosa destinada a privar a la República Democrática Popular de Corea (el nombre oficial del país) de su derecho legítimo a la defensa propia y a sofocar por completo a su Estado y su pueblo mediante un bloqueo económico absoluto”.
En un tono aún más confrontativo, el comunicado anunció que el país “redoblará sus esfuerzos para fortalecerse y salvaguardar la soberanía y el derecho a existir del país, así como a mantener la paz y la seguridad de la región mediante el establecimiento de un práctico equilibrio (de armamento nuclear) con Estados Unidos”.
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