La pobreza en Argentina aumentó a 27,3 por ciento de la población en el primer semestre de este año, desde un 25,7 por ciento en el segundo semestre del 2017, dijo ayer jueves el ente oficial de estadísticas, Indec.
Por otro lado, el Instituto Nacional de Estadística y Censos informó que 4,9% de la población se encontraba en situación de indigencia en ese periodo, comparado con 4,8% en el segundo semestre del 2017.
El indicador es considerado clave por el gobierno del presidente Mauricio Macri, que llegó al poder hace casi tres años con la promesa de erradicar la pobreza en el país.
En comparación interanual con el primer semestre del 2017, el índice de pobreza se redujo entre enero y junio de este año 1,3 puntos porcentuales y el de indigencia otro 1,3.
Si bien desde el segundo semestre del 2016 los datos de pobreza registraron progresivas bajadas, el aumento de la tasa conocida hoy está influida por la crisis económica que vive el país, principalmente, por la abrupta caída del peso ante el dólar iniciada a finales de abril –que todavía continúa– y la alta inflación.
La estadística oficial señala que a finales de junio se encontraban por debajo de la línea de pobreza 1,77 millones de hogares, lo que supone 7,58 millones de personas. Asimismo, 344.009 hogares se encuentran, a su vez, bajo la línea de indigencia, lo que incluye a 1,35 millones de personas. La medición tiene en cuenta el nivel de vida en los 31 centros urbanos más poblados del país.
El informe difundido ayer es el quinto sobre la pobreza que realiza el Indec tras la llegada de Mauricio Macri a la presidencia argentina, a finales del 2015, y el primero de este ciclo que arroja como resultado un aumento en el índice. Durante los últimos tres años del Gobierno de Cristina Fernández (2007-2015) el Indec no difundió los datos oficiales sobre pobreza e indigencia.
El crecimiento de la pobreza en la primera mitad del año coincide con una aceleración en el índice de la inflación, que incide en forma directa en la valoración de la cesta básica de alimentos y servicios que se utiliza luego para medir la línea de indigencia y pobreza.
La agencia de calificación de riesgo Moody’s aseguró ayer que va a mantener la nota de Argentina en B2, con perspectiva estable, aunque advirtió que podría modificarla en cualquier momento. “Constantemente estamos reviendo todo, entonces tranquilamente podríamos llegar a la opinión de que hay que cambiar”, afirmó Gabriel Torres, vicepresidente de la calificadora.
El analista destacó las dos variables claves que pueden condicionar el cambio de nota. “Si lees el memorándum de entendimiento, la clave de todas es la parte fiscal y, hasta hoy, el Gobierno sobrecumplió las metas de déficit”, afirmó Torres. “El esfuerzo es real, el impacto político y económico es real”, aseveró.
EFE
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