De hecho, el presidente ruso cree que lo mejor de aquellos viejos tiempos todavía puede volver, aunque no sea al amparo de una misma bandera roja sino bajo el paraguas de una cooperación comercial y militar entre viejos camaradas.
Por eso, el interés de la Unión Europea por atraer a su órbita a países como Ucrania, Georgia o Moldavia ha hecho que desde el Kremlin suene un fuerte puñetazo en la mesa. Ucrania, que tiene su industria entreverada con la rusa y depende del gas que controla Rusia para calentarse, ha entendido el mensaje y ha preferido solucionar sus problemas con Moscú a costa de aparcar la promesa de Bruselas.
La renuncia de Kiev a entrar en el club comercial de la UE de momento sucede a pesar de que la raigambre europea ucraniana hace tiempo que es más que un concepto histórico. El año pasado Ucrania importó productos y servicios procedentes de la UE por valor de 23.800 millones de euros, mientras que el comercio en el sentido contrario rozó los 15.000 millones de euros. La dependencia económica del bloque comunitario se ha duplicado desde 2003y la UE representa uno de sus mejores clientes a la hora de exportar materias primas y productos industriales. Con estas cifras, la economía es la mejor arma de persuasión que tiene Bruselaspara lidiar con el conflicto desatado hace una semana por la renuncia ucraniana a firmar hoy un acuerdo comercial que eliminaría el 99% de las barreras arancelarias. Así que el comisario de Ampliación, Stefan Fuele, advirtió ayer a las autoridades ucranianas que su rechazo al tratado de libre comercio con la UE "pone en riesgo su futuro económico".
El repentino cambio de rumbo que tomó el Gobierno ucraniano la semana pasada se debe, según Bruselas, a "la presión externa" que está sufriendo el país por parte de la vecina Rusia. Lo cierto es quesin Ucrania, la unión comercial que impulsa Putin con Bielorrusia y Kazajistán quedaría coja. Los 45 millones de consumidores ucranianos, con una industria propia y una agricultura históricamente importante, convierten a la república ucraniana -en cuyo suelo estuvo el meollo fundacional de la idea rusa- en una pieza que el Kremlin no puede ceder.
Entre la espada y la pared
Moscú sabe que Georgia o Moldavia no podrán ir mucho más lejos de una asociación privilegiada con la UE que siempre puede ser revertida en un futuro. Pero Ucrania tiene valor y entidad centroeuropea para ser un día miembro de la UE. Incluso podría entrar en la OTAN: una de las pesadillas de Moscú, pues perdería la cooperación militar en el Mar Negro.
"No estamos preparados para abrir nuestro mercado a los bienes europeos", reconoció Putin esta semana durante una visita a Italia. Y lo dijo porque Rusia teme que una asociación comercial de los ucranianos con la UE salpique indirectamente al mercado ruso,pues entre ambas repúblicas hay demasiados vasos comunicantes. Moscú lleva tiempo ejerciendo una presión sobre su socio estratégico, recordando a Kiev que si da el paso cambiarían sus relaciones no sólo con los rusos, sino con los países miembros de la Unión Aduanera, "que tendrían que pensar entonces en algunas medidas proteccionistas", según dijo Putin. De hecho Rusia ya ha anticipado parte de esta amarga medicina a los ucranianos vetando algunas importaciones. El país centroeuropeo, embarrado en la crisis económica, ha acusado el golpe y la sangría de empleos.
Para Ucrania la papeleta es muy difícil especialmente durante estas últimas 24 horas que quedan para que las luces de los candelabros medievales de la cumbre de Lituania se apaguen. La ex primera ministra Yulia Timoshenko, que cumple condena en un hospital lejos de Kiev, está en huelga de hambre para que su país no suelte la mano europea y ha pedido a los líderes comunitarios que acepten a Ucrania en su club aunque sea sin cumplir el pacto tácito de permitir su salida del país para tratar sus graves problemas de salud en Alemania.
Mientras 10.000 personas se manifestaban anoche en las calles de Kiev y la sociedad ucraniana...parece decantarse ligeramente a favor de un acercamiento a la UE, las autoridades comunitarias confían en atraer, en distinto grado, a seis países del antiguo perímetro soviético en la cita de Vilna.
Georgia y Moldavia, los siguientes
Si finalmente la UE y Ucrania no logran cerrar las negociaciones del acuerdo de libre comercio, serán sólo Georgia y Moldavia las que den un paso al frente iniciando los trámites de asociación.Azerbaiyán, Armenia, Bielorrusia son proyectos más a largo plazo con una importancia comercial que se mezcla con el débil equilibrio político que encarna cada uno de ellos a largo plazo.
La UE insistía en que su mano sigue tendida a Yanukovich, que ha acudido a Vilna a pesar de las malas caras de estos días. Pero en el caso de Ucrania el pasado pesa demasiado. Rusia es el primer destino de las exportaciones ucranianas y los lazos comerciales y culturales son mucho más estrechos, a pesar de la creciente presencia de empresas de la UE en el país. Por eso el Gobierno ucraniano teme que las represalias económicas de Moscú sean más perjudiciales que los potenciales beneficios de la UE, que nadie en Ucrania acierta a cuantificar mientras resopla el gigante ruso.