En un acto histórico el Senado estadounidense aprobó la ley de No Discriminación de Empleo, o EDNA por sus siglas en inglés (“Employment Non-Discrimination Act”). Una norma que prohíbe todo tipo de discriminación laboral por orientación sexual o de género.
Una medida que parece básica pero que no se había podido convertir en ley desde hace casi dos décadas. En 1996 y 1997, proyectos muy similares se hundieron.
Con 64 votos a favor (10 de los cuales fueron de congresistas republicanos), y 32 en contra, la norma fue aprobada en el Senado. El proyecto ahora pasará a la Cámara de Representantes, un escenario más difícil, pues deberá superar una mayoría republicana.
Sin embargo, el presidente Barack Obama ha dado esta batalla desde sus promesas de campaña y está empeñado en que la ley sea aprobada. El mandatario invitó a los miembros de la Cámara Baja a votar a favor de la medida, que tiene “el apoyo abrumador del pueblo estadounidense, incluida una mayoría de votantes republicanos, además de muchas corporaciones, pequeños negocios y comunidades de fe”.
Obama resaltó que “un partido en una cámara del Congreso no debería interponerse en el camino de millones de estadounidenses que quieren ir a trabajar cada día y ser juzgados únicamente por el trabajo que hacen”.
Por su parte, John Boehner, líder republicano en la Cámara de Representantes, adelantó el lunes que no apoya la ley porque “incrementará los litigios frívolos y costará empleos, especialmente en los pequeños negocios”. Dan Coats, otro miembro del partido republicano, en un discurso en el pleno del Senado se opuso a la ley y afirmó que ésta ataca la libertad religiosa. “Me opongo a la discriminación de cualquier tipo, y eso también incluye la discriminación de individuos e instituciones por su fe y sus valores, que a menudo se pierde y que se ha perdido en este debate”, dijo.
“Los derechos algunas veces son intangibles, pero si alguna vez has sido discriminado al buscar empleo o un ascenso, es algo amargo. Y ha sido una larga, larga lucha. Pero creo que el día ha llegado y es muy emocionante atestiguarlo”, dijo la senadora demócrata Tammy Baldwin, la única persona abiertamente gay en el Senado.
Con 64 votos a favor (10 de los cuales fueron de congresistas republicanos), y 32 en contra, la norma fue aprobada en el Senado. El proyecto ahora pasará a la Cámara de Representantes, un escenario más difícil, pues deberá superar una mayoría republicana.
Sin embargo, el presidente Barack Obama ha dado esta batalla desde sus promesas de campaña y está empeñado en que la ley sea aprobada. El mandatario invitó a los miembros de la Cámara Baja a votar a favor de la medida, que tiene “el apoyo abrumador del pueblo estadounidense, incluida una mayoría de votantes republicanos, además de muchas corporaciones, pequeños negocios y comunidades de fe”.
Obama resaltó que “un partido en una cámara del Congreso no debería interponerse en el camino de millones de estadounidenses que quieren ir a trabajar cada día y ser juzgados únicamente por el trabajo que hacen”.
Por su parte, John Boehner, líder republicano en la Cámara de Representantes, adelantó el lunes que no apoya la ley porque “incrementará los litigios frívolos y costará empleos, especialmente en los pequeños negocios”. Dan Coats, otro miembro del partido republicano, en un discurso en el pleno del Senado se opuso a la ley y afirmó que ésta ataca la libertad religiosa. “Me opongo a la discriminación de cualquier tipo, y eso también incluye la discriminación de individuos e instituciones por su fe y sus valores, que a menudo se pierde y que se ha perdido en este debate”, dijo.
“Los derechos algunas veces son intangibles, pero si alguna vez has sido discriminado al buscar empleo o un ascenso, es algo amargo. Y ha sido una larga, larga lucha. Pero creo que el día ha llegado y es muy emocionante atestiguarlo”, dijo la senadora demócrata Tammy Baldwin, la única persona abiertamente gay en el Senado.
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