La violenta ejecución del número dos del régimen de Corea del Norte, Jang Song Thaek, desencadenó una ola de intrigas políticas que recuerdan las viejas purgas del stalinismo. La ofensiva en este caso es contra el sector que impulsaba la apertura económica, de corte pro-chino. Por ese motivo el líder Kim Jong Un convocó en forma urgente a los dirigentes norcoreanos que se encuentran haciendo negocios en China.
Jang, tío de Kim, era el hombre que fomentaba el vínculo con China. Su caída generó una fuerte convulsión y aún no se sabe con exactitud el impacto que tendrá. Junto a él ejecutaron también a dos colaboradores, pero se sospecha que hay decenas en las listas. “Cuando eliminan a Jang, no se están deshaciendo de una sola persona: están sacando a un grupo numeroso, a centenares de personas del sistema.
Va a tener un potente efecto dominó ”, vaticinó Victor Cha, especialista en política asiática.
Se cree que la convocatoria a los delegados norcoreanos que se encuentran en las ciudades chinas de Shenyang y Dandong, donde hay emprendimientos de Corea del Norte, tiene como objetivo disolver la estructura que había armado Jang. Humillado públicamente y ejecutado rápidamente, el tío de Kim, que había alcanzado un enorme poder en el país comunista, fue acusado de “vicios capitalistas” como apostar a juegos de azar, ser mujeriego y consumir drogas.
Pero lo más grave de todos los delitos cometidos fue haberse atrevido a desafiar el poder de Kim. De acuerdo a la propaganda oficial, emitida por todos sus medios, Jang –de 67 años– había tratado “de derrocar al Gobierno con toda suerte de intrigas y métodos despreciables con la loca ambición de tomar el poder supremo de nuestro partido y nuestro Estado”. En ese sentido, la agencia oficial de noticias KCNA fue terminante: “Cualquiera que se atreva a desafiar la autoridad absoluta y la dirección única de nuestro querido mariscal Kim Jong Un acabará con un castigo mortal, no importa quién sea ni dónde se esconda”.
Aún no se sabe con certeza si el joven líder, de algo más de 30 años, aplica esta sangrienta purga para reafirmar su poder con un régimen de terror, o refleja el malestar de su gobierno por las reformas económicas al estilo chino que Jang venía alentando.
Lo cierto es que Kim, pese a su juventud, está llevando adelante un crudo proceso para desembarazarse de los guardianes ancianos que había designado su padre, el legendario Kim Jong Il. En apenas dos años de gobierno, barrió de un plumazo a cinco de los siete integrantes de la cúpula de mando. Y ahora va por los que quedan.
Jang, tío de Kim, era el hombre que fomentaba el vínculo con China. Su caída generó una fuerte convulsión y aún no se sabe con exactitud el impacto que tendrá. Junto a él ejecutaron también a dos colaboradores, pero se sospecha que hay decenas en las listas. “Cuando eliminan a Jang, no se están deshaciendo de una sola persona: están sacando a un grupo numeroso, a centenares de personas del sistema.
Va a tener un potente efecto dominó ”, vaticinó Victor Cha, especialista en política asiática.
Se cree que la convocatoria a los delegados norcoreanos que se encuentran en las ciudades chinas de Shenyang y Dandong, donde hay emprendimientos de Corea del Norte, tiene como objetivo disolver la estructura que había armado Jang. Humillado públicamente y ejecutado rápidamente, el tío de Kim, que había alcanzado un enorme poder en el país comunista, fue acusado de “vicios capitalistas” como apostar a juegos de azar, ser mujeriego y consumir drogas.
Pero lo más grave de todos los delitos cometidos fue haberse atrevido a desafiar el poder de Kim. De acuerdo a la propaganda oficial, emitida por todos sus medios, Jang –de 67 años– había tratado “de derrocar al Gobierno con toda suerte de intrigas y métodos despreciables con la loca ambición de tomar el poder supremo de nuestro partido y nuestro Estado”. En ese sentido, la agencia oficial de noticias KCNA fue terminante: “Cualquiera que se atreva a desafiar la autoridad absoluta y la dirección única de nuestro querido mariscal Kim Jong Un acabará con un castigo mortal, no importa quién sea ni dónde se esconda”.
Aún no se sabe con certeza si el joven líder, de algo más de 30 años, aplica esta sangrienta purga para reafirmar su poder con un régimen de terror, o refleja el malestar de su gobierno por las reformas económicas al estilo chino que Jang venía alentando.
Lo cierto es que Kim, pese a su juventud, está llevando adelante un crudo proceso para desembarazarse de los guardianes ancianos que había designado su padre, el legendario Kim Jong Il. En apenas dos años de gobierno, barrió de un plumazo a cinco de los siete integrantes de la cúpula de mando. Y ahora va por los que quedan.
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