Unas 30 mil personas fueron víctimas del tráfico ilegal en la península del Sinaí desde 2009, de las cuales unas 10 mil fueron asesinadas en su intento de huir de conflictos en África, según un informe presentado hoy en El Cairo.
El estudio, de la Comisión Europea y la Universidad holandesa de Tilburg, señala también que en ese periodo la suma de los rescates que se pagaron ha ascendido a más de 600 millones de dólares.
La coordinadora de la presentación, Marion Mathurin, explicó que "el miedo de los jóvenes y los hombres a servir en el ejército suele ser la principal causa que les empuja a huir de su país, porque el servicio militar es ilimitado y pueden pasarse la vida ahí y en condiciones infrahumanas".
La mayoría de las víctimas de tráfico ilegal de personas en el Sinaí egipcio procede de Eritrea, debido a la mala situación de los derechos humanos, el servicio militar obligatorio o las dificultades de obtener un pasaporte o visado para salir del país, según el informe.
El "modus operandi" que siguen los traficantes empieza por el secuestro de la víctima -en muchas ocasiones, desde el propio país del que huye-, seguido de la extorsión, la tortura y, si no consiguen el objetivo, pueden llegar a matarla.
Además, sostiene el estudio, uno de los principales trayectos que siguen para cruzar a Israel y a Europa suele ser el canal de Suez.
"Se suele encerrar a las personas en casas en el Sinaí, donde los van trasladando de un lugar a otro, pasando de una mano a otra, y esa operación puede llevar semanas", dijo Mathurin, que explicó que los rescates exigidos suelen ser "muy altos para las familias, que suelen ser de zonas de pobreza extrema", como Eritrea o Etiopía.
La organizadora denunció también las diferentes técnicas de tortura que se utilizan, en forma de palizas, quemaduras, golpes, electrochoques, violencia sexual, mutilación o técnicas de guerra.
Las comunicaciones se producen vía telefónica, e incluso se llega a "torturar a la víctima mientras habla con su familia", como método de chantaje emocional, apuntó.
Por su parte, el periodista egipcio Ahmed Abu Deraa, que trabaja en el Sinaí, detalló que para la elaboración del informe los investigadores han visitado varios lugares donde se esconde a los secuestrados, se tiran los cadáveres de los asesinados y se llevan a cabo las torturas.
"El último caso que conozco es el de una chica eritrea que dejó a sus dos niñas en Eritrea para irse junto a su marido a trabajar a Sudán. Allí la secuestraron y la trasladaron hasta el Sinaí. Su familia tuvo que vender sus propiedades y pedir dinero. Cuando consiguieron la cantidad, sus secuestradores la entregaron a otro traficante, que volvió a pedir un nuevo rescate", relató Abu Deraa.
El periodista afirmó que ha habido cambios en el Sinaí tras el derrocamiento por un golpe de Estado del presidente egipcio, el islamista Mohamed Mursi, el pasado 3 de julio.
En su opinión, la mayor presencia policial y militar en la península, unido al cierre del paso de Rafah que comunica Egipto con la franja palestina de Gaza, ha dificultado la trata de personas.
"Durante las operaciones de seguridad no se consiguió detener a ningún traficante, pero se destruyeron refugios y centros de tortura", dijo Abu Deraa.
Fuente:; EFE/el universal
El estudio, de la Comisión Europea y la Universidad holandesa de Tilburg, señala también que en ese periodo la suma de los rescates que se pagaron ha ascendido a más de 600 millones de dólares.
La coordinadora de la presentación, Marion Mathurin, explicó que "el miedo de los jóvenes y los hombres a servir en el ejército suele ser la principal causa que les empuja a huir de su país, porque el servicio militar es ilimitado y pueden pasarse la vida ahí y en condiciones infrahumanas".
La mayoría de las víctimas de tráfico ilegal de personas en el Sinaí egipcio procede de Eritrea, debido a la mala situación de los derechos humanos, el servicio militar obligatorio o las dificultades de obtener un pasaporte o visado para salir del país, según el informe.
El "modus operandi" que siguen los traficantes empieza por el secuestro de la víctima -en muchas ocasiones, desde el propio país del que huye-, seguido de la extorsión, la tortura y, si no consiguen el objetivo, pueden llegar a matarla.
Además, sostiene el estudio, uno de los principales trayectos que siguen para cruzar a Israel y a Europa suele ser el canal de Suez.
"Se suele encerrar a las personas en casas en el Sinaí, donde los van trasladando de un lugar a otro, pasando de una mano a otra, y esa operación puede llevar semanas", dijo Mathurin, que explicó que los rescates exigidos suelen ser "muy altos para las familias, que suelen ser de zonas de pobreza extrema", como Eritrea o Etiopía.
La organizadora denunció también las diferentes técnicas de tortura que se utilizan, en forma de palizas, quemaduras, golpes, electrochoques, violencia sexual, mutilación o técnicas de guerra.
Las comunicaciones se producen vía telefónica, e incluso se llega a "torturar a la víctima mientras habla con su familia", como método de chantaje emocional, apuntó.
Por su parte, el periodista egipcio Ahmed Abu Deraa, que trabaja en el Sinaí, detalló que para la elaboración del informe los investigadores han visitado varios lugares donde se esconde a los secuestrados, se tiran los cadáveres de los asesinados y se llevan a cabo las torturas.
"El último caso que conozco es el de una chica eritrea que dejó a sus dos niñas en Eritrea para irse junto a su marido a trabajar a Sudán. Allí la secuestraron y la trasladaron hasta el Sinaí. Su familia tuvo que vender sus propiedades y pedir dinero. Cuando consiguieron la cantidad, sus secuestradores la entregaron a otro traficante, que volvió a pedir un nuevo rescate", relató Abu Deraa.
El periodista afirmó que ha habido cambios en el Sinaí tras el derrocamiento por un golpe de Estado del presidente egipcio, el islamista Mohamed Mursi, el pasado 3 de julio.
En su opinión, la mayor presencia policial y militar en la península, unido al cierre del paso de Rafah que comunica Egipto con la franja palestina de Gaza, ha dificultado la trata de personas.
"Durante las operaciones de seguridad no se consiguió detener a ningún traficante, pero se destruyeron refugios y centros de tortura", dijo Abu Deraa.
Fuente:; EFE/el universal
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