El ataque, de una violencia poco habitual, se concentró en las escuelas de artillería y de armamento situadas al suroeste de Alepo, pero los protagonistas difundían informaciones contradictorias sobre la batalla y la televisión oficial habló incluso de un “fracaso” de los atacantes.
“Los rebeldes tomaron el control de varias partes de estas escuelas, pero el ejército lanzó una contraofensiva con cobertura aérea para expulsarlos”, afirmó Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).
Alepo, dividida desde el 2012 entre los barrios del este controlados por los rebeldes y los del oeste en manos de las fuerzas progubernamentales, es un punto crucial del conflicto.
“Si los rebeldes llegan a tomar el control de estas escuelas, podrán cortar la ruta de abastecimiento de los barrios del oeste” casi rodeados por sectores en manos de los insurgentes, indicó Abdel Rahman.
Los rebeldes buscan conquistar el barrio de Ramusa “para romper el asedio de los barrios rebeldes”, impuesto desde el 17 de julio por las fuerzas prorrégimen, añadió.
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