Argentina redujo su meta de déficit presupuestario para este año a un 2,7 por ciento del PIB desde el 3,2 por ciento, un anuncio que se hizo minutos después de que el Banco Central subió abruptamente la tasa monetaria -por tercera vez en una semana- para llevarla al 40 por ciento.
Las dos medidas llevaron tranquilidad a los mercados. El peso mayorista se fortaleció un 5,2 por ciento a 21,85/21,88 pesos por dólar, pero la bolsa de Buenos Aires cerró con una baja de un 2,6 por ciento tras haber subido luego de los anuncios.
El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, explicó en una conferencia de prensa que el Gobierno ya preveía cerrar el año con un déficit inferior al 3,2 por ciento, pero que oficializó la menor cifra para generar certidumbre.
De los 0,5 puntos de reducción en la meta del déficit, “un tercio viene dado por mayores recursos, porque la recaudación está evolucionando mejor (…) y los otros dos tercios es porque vamos a generar ahorros”, señaló Dujovne.
El ministro dijo que el Gobierno reducirá en unos 1.400 millones de dólares el gasto en obras de infraestructura este año.
Paralelamente, el banco central elevó la tasa de interés 675 puntos básicos, tras el alza de 300 puntos básicos del jueves en su intento de frenar una fuerte depreciación del peso.
Desde marzo, la autoridad monetaria ha realizado fuertes ventas de dólares de sus reservas al mercado, pero no ha logrado evitar la caída de la moneda, que el jueves había cerrado en un mínimo histórico.
El Banco Central vendió más de 7.700 millones de dólares desde el inicio de marzo. Las reservas totalizaron el jueves 56.144 millones de dólares, frente a los 61.726 millones de dólares de fin de marzo.
La entidad dijo en la tarde del viernes que no participó durante la jornada en el mercado cambiario y agregó que sus reservas internacionales eran de 56.013 millones de dólares. Es la primera vez en dos semanas que el banco no interviene en la plaza de divisas.
En un país con una elevada inflación, la gran preocupación del Gobierno es que el alza del dólar se traslade a los precios locales y genere más desajustes en la economía y protestas de una población que ya ha sufrido fuertes alzas en las tarifas de servicios públicos.
“Ojalá pudiera comprar dólares, pero no puedo comprar nada porque no puedo ahorrar nada. No nos alcanza para nada”, Mónica Osorio, una empleada de 59 años que vive en los suburbios de Buenos Aires.
Pese a la devaluación del peso, el ministro de Hacienda mantuvo la pauta oficial de inflación prevista para 2018 en el 15 por ciento.
Sin embargo, no descartó que la inflación de mayo sea superior a la esperada y que el alza de la tasa afecte el crecimiento de la economía, estimado en un 3 por ciento para este año.
Analistas consultados por Reuters señalaron que la economía podría crecer solo entre un 2 y un 2,5 por ciento.
“El éxito no está garantizado, aún resta más por hacer, pero la probabilidad de tener éxito es mayor que si las autoridades no hubieran reaccionado como lo hicieron”, señaló en una nota Alberto Ramos, analista de Goldman Sachs en Nueva York.
La calificadora Fitch bajó el viernes el panorama de deuda de Argentina a “estable” desde “positivo” y mantuvo la calificación “B” para el país.
REUTERS
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