La bolsa de papas de 50 kilogramos, que la semana pasada se vendía a 80 reales (23 dólares), hoy se ofertaba a 400 reales (114 dólares) en los puestos de Ceasa (Compañía de Abastecimiento) de Río de Janeiro, según publicó Ansa.
Comerciantes mayoristas de Ceasa dijeron que bajó considerablemente el ingreso de productos frescos, debido a los bloqueos de los camioneros, y que el stock de verduras en los comercios minoristas puede acabarse entre el viernes y el sábado próximos.
Debido a la falta de combustible, hoy circuló el 40% de la flota de 23.000 ómnibus de Río, la segunda ciudad más importante de Brasil.
La protesta continuaba en la mayoría de los 27 estados del país a pesar de que el gobierno del presidente Michel Temer ha anunciado su intención de reducir los impuestos aplicados a los combustibles, a fin de evitar una escalada de precios atribuida al encarecimiento del petróleo en los mercados internacionales.
Los camioneros estacionaron sus vehículos en rutas de casi todo el país y en algunos casos bloquearon el tránsito, lo cual se sentía sobre todo en el estado de San Pablo, el más poblado, próspero e industrializado, reseñó la agencia de noticias EFE.
La medida también afectó las operaciones en el puerto de Santos, en el litoral paulista, considerado el mayor terminal de cargas de América Latina y cuyos accesos había sido bloqueados parcialmente por los manifestantes.
Tanto en San Pablo como en Río de Janeiro, dos de las principales ciudades del país, diversas fuentes confirmaron que ha comenzado a escasear combustible en las gasolineras y que sucede lo mismo con otros productos, entre los que se incluyen hasta alimentos.
La huelga de los transportistas ha afectado hasta a la empresa de Correos, que hoy suspendió la entrega de encomiendas exprés debido a que no puede garantizar su distribución.
Según la compañía estatal, “los índices operacionales de calidad de la cadena logística” han sido limitados por los bloqueos en las carreteras y el servicio sólo podrá ser retomado una vez que “el tránsito recupere su normalidad”.
El gobierno, que busca negociar con los sindicatos, ha dicho que alcanzó un acuerdo con el Parlamento para eliminar los impuestos aplicado al diesel y contener el alza de los precios.
Sin embargo, el ministro de Hacienda, Eduardo Guardia, condicionó la decisión y afirmó que los tributos serán suspendidos una vez que el Congreso apruebe una medida para eliminar beneficios fiscales que favorecen a otros sectores, a fin de no afectar la recaudación, pues de otro modo se agravaría el ya elevado déficit fiscal.
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