Las medidas incluyen la reducción de 46 centavos de real por litro de diésel durante 60 días, y luego una revisión mensual de precios, y ya no diaria, como lo hacía la estatal Petrobras hasta la semana pasada, cuando estalló la crisis. “Seguimos dialogando con los líderes (1/8)de los camioneros(3/8). Y hemos avanzado en la implantación de muchas medidas con la perspectiva de que se ponga fin a la paralización” , dijo el mandatario conservador en un pronunciamiento por televisión.
El promedio del precio del diésel según la Agencia Nacional de Petróleo pasó de 3,356 reales en enero a 3,595 reales el 19 de mayo, antes de la huelga. Alcanzó un pico de 3,788 reales (0,98 dólares, al cambio actual) el 26 de mayo, en el sexto día de paro. El mandatario anunció igualmente la suspensión del cobro de peajes sobre los ejes de los camiones vacíos en las carreteras federales, estatales y municipales y una tabla mínima de precios de fletes.
Medios brasileños dieron parte de cacerolazos en Sao Paulo durante la alocución del impopular presidente. Las concesiones hechas la semana pasada (eliminación de un gravamen al diésel y congelamiento de los precios del combustible salido de las refinerías de Petrobras) fueron consideradas insuficientes por la mayoría de los camioneros autónomos.
Derrumbaron además el jueves en un 14% las acciones de Petrobras, sancionada por los inversores por apartarse de su política de transparencia de precios en el marco de la estrategia para recomponer su imagen y sus finanzas, después de haberse visto involucrada en el mayor escándalo de corrupción de la historia de Brasil.
El gobierno movilizó el jueves a fuerzas federales, incluyendo las fuerzas armadas, para asegurar el aprovisionamiento de gasolineras y aeropuertos, amenazando a los camioneros con acciones legales.
AFP
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