La sesión parlamentaria, que duró más de 16 horas, dejó patente las fuertes divisiones en el seno de cada grupo político, ante una iniciativa que buscaba despenalizar completamente el aborto hasta la semana 14 de gestación, y no solo en los actuales supuestos por violación y por poner en peligro la salud de la madre.
De los 71 legisladores presentes, 31 votaron a favor y 38 en contra, y dos se abstuvieron de votar el texto de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, que ya había sido aprobado el 14 de junio por la Cámara de Diputados pero que se encontró hoy con la oposición de la de Senadores.
“Es una pena que no hayamos podido abordar un consenso, porque el problema va a seguir existiendo, exactamente como existía antes de abordar la discusión. Es necesario hacer un esfuerzo para poder darle una respuesta”, dijo en su intervención la expresidenta y senadora opositora Cristina Fernández sobre los abortos clandestinos que se realizan en el país y las víctimas que se cobran.
En América Latina, solo en Cuba, Uruguay y México Distrito Federal las mujeres pueden abortar de forma gratuita y libre, en el primer caso antes de las diez semanas y en los dos últimos antes de la semana duodécima.
“Están las mujeres que cuentan con recursos que pueden acceder a un medico para que las atiendan, y están las otras, las que parece que no interesan y que no tienen valor y que muchas veces en soledad toman la peor de las decisiones y terminan internadas”, agregó por su parte Luis Naidenoff, del frente gobernante Cambiemos.
Fue el senador oficialista Mario Fiad, presidente de la comisión de Salud, quien abrió el debate en la mañana del miércoles, cuando expresó su negativa al proyecto y advirtió que “el derecho a la vida está por convertirse en el más débil de los derechos”.
Sostuvo además que el proyecto viola “claramente” la Constitución argentina y los tratados internacionales suscritos por Argentina.
Por su parte, el presidente de la comisión de Justicia y Asuntos Penales, el opositor Pedro Guastavino, se mostró a favor de la iniciativa para combatir la clandestinidad “que pone en riesgo la vida” de las mujeres que abortan.
El proyecto, que por años fue impulsado sin éxito por fuerzas de izquierda y grupos feministas, comenzó a tratarse en el Congreso este año después de que el presidente Mauricio Macri habilitara el debate al dejar libertad de acción a los parlamentarios del frente gobernante Cambiemos.
“La importancia de esta votación va mucho más allá del tema específico que intenta dirimir. Nos plantea como sociedad un escenario pacífico para promover y realizar cambios. Pero, además, nos obliga como individuos a comprometernos a aceptar que hay otros que piensan distinto”, dijo hoy Macri a través de Facebook.
Más allá de la semana 14 de gestación, el aborto se garantizaba en el proyecto rechazado para el caso de que el embarazo haya sido producto de una violación, en caso de que estuviera en riesgo la vida o salud de la mujer o si se diagnosticara la inviabilidad de vida extrauterina del feto.
El proyecto permitía la objeción de conciencia de los profesionales de salud, pero no de las instituciones médicas que se nieguen a practicar abortos.
Uno de los principales argumentos de quienes apoyan que el aborto sea “seguro, legal y gratuito” es que en Argentina se producen supuestamente unos 500.000 abortos clandestinos al año, una cifra que han objetado numerosos especialistas que comparecieron en la Cámara Alta.
Según expuso recientemente en el Senado el ministro de Salud, Adolfo Rubinstein, quien abiertamente se posicionó a favor del proyecto, en 2016 hubo 245 muertes maternas en el país, 43 de ellas por abortos.
Las organizaciones “provida” consideran que el aborto es “un fracaso social” y avasalla el derecho a la vida del niño por nacer y piden a los parlamentarios que refuercen las políticas públicas de educación sexual y la asistencia a las madres embarazadas.
Los colectivos que representan a ambas posiciones se concentraron durante toda la jornada en los alrededores del Congreso, con multitudinarias movilizaciones, una vigilia marcada por la lluvia y los pañuelos verdes -a favor del proyecto- y celestes -en contra del aborto-.
Al no ser aprobado, el proyecto no podrá ser presentado nuevamente para su tratamiento hasta las sesiones del próximo año.
EFE
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