La noticia saltó a primeras hora de la mañana del lunes en las emisoras de radio locales: tres jóvenes habían perecido en un tiroteo en Nueva York y el autor de los disparos se había suicidado. El trágico incidente había sucedido de madrugada en East New York, una de las zonas más conflictivas de la ciudad donde según las cifras oficiales de 2013, hasta el tres noviembre el número de asesinatos asciende a 17. El caso es que en esta ocasión las víctimas y el asaltante procedían del mundo de la música.
Dos de los jóvenes asesinados eran iraníes, miembros de la banda de rock Yellow Dogs, que escaparon de Irán tras un concierto en Estambul en 2010. Un año antes protagonizaron la película Nadie sabe nada de gatos persas una historia mitad ficción, mitad realidad, dirigida por Bahman Ghobadi, sobre un grupo de rock que tocaba ilegalmente en Teherán, donde esta música está prohibida. En los últimos tres años en Nueva York los Yellow Dogs han tocado en conocidos locales como Brooklyn Bowl y Knitting Factory.
La información en torno al crimen facilitada por la policía apuntaba a que uno de los miembros de la banda había abierto fuego contra sus compañeros, matando a tres de ellos e hiriendo a una cuarta persona, pero el manager Ali Salehezadeh corrigió la versión: en el tiroteo perecieron dos jóvenes que formaban parte de Yellow Dogs, un músico que no era parte del grupo, y resultó herido un artista de 22 años. Todos ellos vivían en el 318 de Maujer Street.
Según AP, armado con un rifle el asaltante, el miembro de otro grupo de música iraní, Free Ways, abrió fuego desde la calle contra uno de los ventanales de la casa, donde se encontró uno de los cuerpos. En el segundo piso fueron hallados otros dos cadáveres y en el tejado con un tiro en la cabeza encontraron al autor de la matanza. El comisario encargado del caso dijo que las primeras investigaciones apuntaban a un problema de dinero y deudas, pero según el manager el músico que disparó llevaba un tiempo distanciado de las víctimas por “problemas bobos”. La policía aún no ha hecho públicos los nombres de las víctimas.
Fuente: El Pais
Dos de los jóvenes asesinados eran iraníes, miembros de la banda de rock Yellow Dogs, que escaparon de Irán tras un concierto en Estambul en 2010. Un año antes protagonizaron la película Nadie sabe nada de gatos persas una historia mitad ficción, mitad realidad, dirigida por Bahman Ghobadi, sobre un grupo de rock que tocaba ilegalmente en Teherán, donde esta música está prohibida. En los últimos tres años en Nueva York los Yellow Dogs han tocado en conocidos locales como Brooklyn Bowl y Knitting Factory.
La información en torno al crimen facilitada por la policía apuntaba a que uno de los miembros de la banda había abierto fuego contra sus compañeros, matando a tres de ellos e hiriendo a una cuarta persona, pero el manager Ali Salehezadeh corrigió la versión: en el tiroteo perecieron dos jóvenes que formaban parte de Yellow Dogs, un músico que no era parte del grupo, y resultó herido un artista de 22 años. Todos ellos vivían en el 318 de Maujer Street.
Según AP, armado con un rifle el asaltante, el miembro de otro grupo de música iraní, Free Ways, abrió fuego desde la calle contra uno de los ventanales de la casa, donde se encontró uno de los cuerpos. En el segundo piso fueron hallados otros dos cadáveres y en el tejado con un tiro en la cabeza encontraron al autor de la matanza. El comisario encargado del caso dijo que las primeras investigaciones apuntaban a un problema de dinero y deudas, pero según el manager el músico que disparó llevaba un tiempo distanciado de las víctimas por “problemas bobos”. La policía aún no ha hecho públicos los nombres de las víctimas.
Fuente: El Pais
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