- SRINAGAR India (Reuters) - Cerca de 150.000 personas aún se encontraban atrapadas en sus casas una semana después de la peor inundación en más de un siglo en la Cachemira india, y el domingo aumentaban los temores de un brote de enfermedades por aguas estancadas.
El Ejército indio y botes de civiles se desplazaban por calles convertidas en canales de agua en la capital estatal Srinagar, recogiendo a residentes y entregando agua, alimentos y medicamentos básicos para personas que optaron por acampar en los pisos superiores de sus viviendas.
La administración estatal, que también resultó afectada después de que las aguas del río Jhelum entraron al centro de la ciudad, ha luchado por lidiar con la inundación, la peor en 109 años.
El desastre ha provocado la ira pública en la región de mayoría musulmana, donde han estallado revueltas contra el Gobierno indio por casi 25 años.
Funcionarios estatales dijeron que no tenían suficientes bombas para drenar el agua que anegó Srinagar, una ciudad de un millón de habitantes rodeada por montañas. Varias bombas estaban bajo el agua y se habían ordenado otras 30 a Nueva Delhi.
"El agua estancada es mucho más peligrosa que el agua que fluye", advirtió el doctor Showkat Zargar, director del Instituto de Ciencias Médicas Sher-i-Kashmir, uno de los pocos hospitales que funcionan en la ciudad.
"Hay muchos animales que han muerto. Esta es la mayor fuente de infección", agregó.
Tanto el lado indio como paquistaní del disputado territorio en los Himalayas han sido afectados por graves inundaciones desde que el río Jhelum aumentó su caudal la semana pasada debido a las fuertes lluvias.
El Gobierno indio ha calculado en 200 la cifra de muertos en la parte de Cachemira que controla, pero existen temores de que el número aumente en la medida en que se revelen totalmente los daños en Srinagar y en aldeas en el sur de Cachemira.
Por el lado paquistaní, los funcionarios calcularon el viernes que las inundaciones han dejado 264 fallecidos.
En el barrio de Raj Bagh, en el sur de Srinagar, un bote con personal del Ejército se detuvo en un convento donde funciona una escuela secundaria y ayudaron a bajar a cinco monjas que habían estado atrapadas por seis días y a las que ya casi se les había acabado el agua potable.
"No hemos tenido contacto con el mundo exterior", comentó la hermana Elsie Thomas, observando al mundo acuático sobre el que flotaban botellas plásticas, alambres de púa y animales muertos.
Pero muchos otros no han tenido tanta suerte y han esperado en vano durante días para ser rescatados, lo que ha alimentado la ira contra el Ejército y el gobierno estatal, que dicen que ha estado ausente durante el desastre.
Fuente: Reuters
La administración estatal, que también resultó afectada después de que las aguas del río Jhelum entraron al centro de la ciudad, ha luchado por lidiar con la inundación, la peor en 109 años.
El desastre ha provocado la ira pública en la región de mayoría musulmana, donde han estallado revueltas contra el Gobierno indio por casi 25 años.
Funcionarios estatales dijeron que no tenían suficientes bombas para drenar el agua que anegó Srinagar, una ciudad de un millón de habitantes rodeada por montañas. Varias bombas estaban bajo el agua y se habían ordenado otras 30 a Nueva Delhi.
"El agua estancada es mucho más peligrosa que el agua que fluye", advirtió el doctor Showkat Zargar, director del Instituto de Ciencias Médicas Sher-i-Kashmir, uno de los pocos hospitales que funcionan en la ciudad.
"Hay muchos animales que han muerto. Esta es la mayor fuente de infección", agregó.
Tanto el lado indio como paquistaní del disputado territorio en los Himalayas han sido afectados por graves inundaciones desde que el río Jhelum aumentó su caudal la semana pasada debido a las fuertes lluvias.
El Gobierno indio ha calculado en 200 la cifra de muertos en la parte de Cachemira que controla, pero existen temores de que el número aumente en la medida en que se revelen totalmente los daños en Srinagar y en aldeas en el sur de Cachemira.
Por el lado paquistaní, los funcionarios calcularon el viernes que las inundaciones han dejado 264 fallecidos.
En el barrio de Raj Bagh, en el sur de Srinagar, un bote con personal del Ejército se detuvo en un convento donde funciona una escuela secundaria y ayudaron a bajar a cinco monjas que habían estado atrapadas por seis días y a las que ya casi se les había acabado el agua potable.
"No hemos tenido contacto con el mundo exterior", comentó la hermana Elsie Thomas, observando al mundo acuático sobre el que flotaban botellas plásticas, alambres de púa y animales muertos.
Pero muchos otros no han tenido tanta suerte y han esperado en vano durante días para ser rescatados, lo que ha alimentado la ira contra el Ejército y el gobierno estatal, que dicen que ha estado ausente durante el desastre.
Fuente: Reuters
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