- El país carece de mecanismos para regular y supervisar esas ventas al exterior
Pekín. China fabrica y exporta cada vez más equipos para las fuerzas del orden, lo que incluye material que puede usarse para reprimir y violar los derechos humanos.
Según la organización no gubernamental Amnistía Internacional (AI) en un informe elaborado en colaboración con la Fundación Omega, más empresas chinas que nunca (muchas de ellas de propiedad estatal) fabrican estos equipos, que incluyen “herramientas de tortura” como porras con púas o grilletes con pesas. Amnistía criticó que China carezca de mecanismos que regulen y supervisen el uso y las ventas al exterior de este material.
El documento, titulado El comercio chino de instrumentos de tortura y represión , identifica 134 empresas (48 de ellas, también exportadoras), frente a las 28 que existían hace una década. “Un número cada vez mayor de empresas chinas se benefician del comercio de instrumentos de tortura y represión, facilitando abusos de derechos humanos en el mundo”, declaró el investigador de Amnistía Internacional Patrick Wilcken.
Para reprimir. Aunque Amnistía reconoce que parte de esos equipos pueden tener un uso legítimo entre las fuerzas del orden (por ejemplo, las porras o las esposas), otros instrumentos “se prestan intrínsecamente a abusos de los derechos humanos”. Entre estos, identificó esposas para pulgares, porras eléctricas aturdidoras o inmovilizadores de cuello.
En China, dice, el desarrollo de este sector se ha producido “con el telón de fondo de incesantes prácticas represivas en todo el sistema de mantenimiento del orden”, material que se emplea en China y se presta a la comisión de abusos, como las sillas metálicas de sujeción, no se publicita fuera del país, mientras que otros productos, como las sustancias químicas irritantes, se usan dentro y fuera.
La organización no gubernamental precisa que el sistema de exportación chino “no es el único” que deja de controlar la venta de esos equipos. “El comercio mundial de estos productos está pobremente controlado, e incluso los países con regulaciones más desarrolladas, como Estados Unidos y los de la Unión Europea, necesitan mejoras y eliminar vacíos legales, a medida que productos y tecnologías entran en el mercado”.
La organización insta a los Gobiernos a que prohíban la fabricación, promoción y venta de equipos que sea probable que acaben destinados a malos tratos y a que establezcan mecanismos de supervisión de las exportaciones del material para fuerzas del orden. Exhorta también al fin de todo tipo de tortura, trato abusivo o cruel, así como al uso de la fuerza excesiva, y exige llevar a los culpables de ese comportamiento ante la Justicia.
China, la segunda economía del mundo, se encuentra aún por detrás de los principales fabricantes y vendedores de armas: stados Unidos, Rusia o Francia. Pero según el Instituto Internacional de Investigación de la Paz (SIPRI), ya ha superado a potencias del sector como el Reino Unido, y es el quinto país vendedor de armamento, con unas ventas que suponen el 6% del total mundial.
Fuente: nacion.com
Según la organización no gubernamental Amnistía Internacional (AI) en un informe elaborado en colaboración con la Fundación Omega, más empresas chinas que nunca (muchas de ellas de propiedad estatal) fabrican estos equipos, que incluyen “herramientas de tortura” como porras con púas o grilletes con pesas. Amnistía criticó que China carezca de mecanismos que regulen y supervisen el uso y las ventas al exterior de este material.
El documento, titulado El comercio chino de instrumentos de tortura y represión , identifica 134 empresas (48 de ellas, también exportadoras), frente a las 28 que existían hace una década. “Un número cada vez mayor de empresas chinas se benefician del comercio de instrumentos de tortura y represión, facilitando abusos de derechos humanos en el mundo”, declaró el investigador de Amnistía Internacional Patrick Wilcken.
Para reprimir. Aunque Amnistía reconoce que parte de esos equipos pueden tener un uso legítimo entre las fuerzas del orden (por ejemplo, las porras o las esposas), otros instrumentos “se prestan intrínsecamente a abusos de los derechos humanos”. Entre estos, identificó esposas para pulgares, porras eléctricas aturdidoras o inmovilizadores de cuello.
En China, dice, el desarrollo de este sector se ha producido “con el telón de fondo de incesantes prácticas represivas en todo el sistema de mantenimiento del orden”, material que se emplea en China y se presta a la comisión de abusos, como las sillas metálicas de sujeción, no se publicita fuera del país, mientras que otros productos, como las sustancias químicas irritantes, se usan dentro y fuera.
La organización no gubernamental precisa que el sistema de exportación chino “no es el único” que deja de controlar la venta de esos equipos. “El comercio mundial de estos productos está pobremente controlado, e incluso los países con regulaciones más desarrolladas, como Estados Unidos y los de la Unión Europea, necesitan mejoras y eliminar vacíos legales, a medida que productos y tecnologías entran en el mercado”.
La organización insta a los Gobiernos a que prohíban la fabricación, promoción y venta de equipos que sea probable que acaben destinados a malos tratos y a que establezcan mecanismos de supervisión de las exportaciones del material para fuerzas del orden. Exhorta también al fin de todo tipo de tortura, trato abusivo o cruel, así como al uso de la fuerza excesiva, y exige llevar a los culpables de ese comportamiento ante la Justicia.
China, la segunda economía del mundo, se encuentra aún por detrás de los principales fabricantes y vendedores de armas: stados Unidos, Rusia o Francia. Pero según el Instituto Internacional de Investigación de la Paz (SIPRI), ya ha superado a potencias del sector como el Reino Unido, y es el quinto país vendedor de armamento, con unas ventas que suponen el 6% del total mundial.
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