Fue arrestada días después de verse forzada a abandonar su cargo, tras haber dirigido el país entre 2013 y 2017.
La Fiscalía solicitaba 30 años de cárcel para Park, de 66 años, acusada de haber conspirado con su consejera Choi Soon-il para apoderarse de decenas de millones de dólares de empresas a las que extorsionaba exigiendo comisiones.
Entre los 18 cargos que pendían en su contra figuraban abuso de poder, filtración de información confidencial y coacción. La ex presidenta estaba acusada en concreto de haber obligado a 18 grandes empresas a “donar” un total de 77.400 millones de wons (54 millones de euros) a dos fundaciones controladas por Choi, una de sus más estrechas amistades.
El Tribunal de Seúl ha encontrado a Park culpable de extorsión a compañías que pagaban comisiones a al menos dos fundaciones privadas bajo control de la influyente Choi Soon-il, conocida en el país asiático como la “rasputina” por el nivel de control que ejercía sobre la presidenta. Uno de los delitos que la corte considera demostrado es la filtración interesada de 47 documentos confidenciales empresariales a su asesora,
Entre los cargos que se consideran comprobados, se incluye la presión ejercida por Park sobre la compañía automovilística Hyundai para firmar un acuerdo con la Corporación KD, propiedad de Soon-il, las presiones al Grupo Lotte para donar más de 5 millones de euros a la Fundación K-Sport, dirigida por un amigo de Choi, o haber forzado al proveedor de acero POSCO a firmar un acuerdo con The Blue K, una empresa de Choi. Asimismo se considera demostrado que forzó a la compañía de telecomunicaciones KT a contratar a un amigo personal de Choi y a firmar un contrato publicitario con una compañía relacionada con la todopoderosa consejera, que ya fue condenada a 20 años de prisión por tráfico de influencias e injerencia indebida en asuntos de Estado.
También ha sido condenada por forzar a Samsung a subvencionar la afición por la hípica de la hija de Choi, por ejercer abuso de poder mediante la destitución de altos funcionarios que no gozaban de su favor y de la elaboración de listas negras con los nombres de figuras culturales considerados desafectos, que fueron privados de apoyo estatal en igualdad de condiciones con el resto.
Park ha defendido su inocencia y se ha definido víctima de una “venganza política” con escaso éxito. Su caso puso en evidencia los estrechos vínculos entre la clase política y los poderosos grupos empresariales surcoreanos, conocidos como chaebols.
El escándalo salpicó a muchos de los más conocidos empresarios surcoreanos, entre ellos el vicepresidente del emporio Samsung, Lee Jae-yong, que fue juzgado por corrupción en agosto de 2017. En aquella ocasión, como ocurrió con el proceso contra Choi Soon-il, en febrero de 2018, el tribunal decidió no emitir en directo la lectura de la sentencia: en el caso de Park, sin embargo, el juez Kim Se-yoon decidió “permitir una conexión en directo en consideración del interés público”, lo que facilitó que las televisiones surcoreanas hayan podido conectar con el tribunal durante la lectura de la sentencia.
La ex presidenta conservadora, hija del antiguo dictador Park Chung-hee, que dirigió Corea del Sur con mano de hierro entre 1961 y 1979, había permanecido en prisión desde marzo de 2017 pero ha boicoteado las sesiones que la juzgaban: hoy mismo, no acudió a la lectura de su veredicto alegando estar enferma.
El mundo.
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