De esas muertes, 1.901 han sido confirmadas en pruebas de laboratorio y el resto son probables, en tanto que se han registrado 3.004 contagios (2.899 confirmados), indicó en un comunicado el Comité Multisectorial de Respuesta al Ébola (CMRE).
Según el último boletín el CMRE con datos recopilados hasta el 29 de agosto, 902 personas han logrado sobrevivir a la enfermedad.
En un comunicado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) instó a sus socios implicados en la respuesta al brote a «incrementar su presencia sobre el terreno para frenar el ébola y atajar una de las crisis humanitarias más grandes y complejas del mundo».
Este brote -el más letal de la historia de RDC y el segundo del mundo por muertes y casos, tras la epidemia en África Occidental de 2014-, se declaró hace poco más de un año en las provincias nororientales de Kivu del Norte e Ituri.
No obstante, el control de la epidemia se ha resentido por el rechazo de algunas comunidades a recibir tratamiento y la inseguridad en la zona, donde operan numerosos grupos armados.
Desde el 8 de agosto de 2018, cuando empezaron las vacunaciones, más de 207.550 personas han sido inoculadas, de acuerdo con las últimas cifras del CMRE.
El brote más devastador a nivel global fue declarado en marzo de 2014, con casos que se remontan a diciembre de 2013 en Guinea-Conakri, país del que se expandió a Sierra Leona y Liberia.
Casi dos años después, en enero de 2016, la OMS declaró el fin de esta epidemia, en la que murieron 11.300 personas y más de 28.500 fueron contagiadas, cifras que, según esa agencia de la ONU, podrían ser conservadoras.
El virus del ébola se transmite a través del contacto directo con la sangre y los fluidos corporales contaminados, provoca fiebre hemorrágica y puede llegar a alcanzar una tasa de mortalidad del 90 % si no es tratado a tiempo.
EFE
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