«El balance en líneas generales en positivo», manifestó a Efe el ministro de Defensa de Bolivia, Javier Zavaleta, quien aseguró que de los 7.000 puntos críticos que se reportaban hace algunos días ahora se tienen «menos del 20 por ciento».
Los sectores en los que todavía persisten los incendios de magnitud son Río Negro, cerca de la triple frontera entre Bolivia, Brasil y Paraguay; en los alrededores de la población de San Matías en la Chiquitania y en la chaqueña Charagua, una población situada al sudeste del país, precisó Zavaleta.
El ministro aseguró que gran parte de las fuerzas este martes se dedicarán a atenuar las llamas en Charagua, para lo que se recurrirá al avión cisterna Boeing 747 Supertanker, para evitar que el fuego pase a territorio Paraguayo.
En la triple frontera se tienen informes de que es un incendio «bastante grande» y para aplacarlo se podría demorar entre uno a dos días, sostuvo Zavaleta.
La estrategia, que a juicio de la autoridad ha comenzado a funcionar, consiste en que los fuegos mayores se combatan con el Supertanker, los medianos e intermedios con helicópteros y los de menor tamaño por tierra, con la intervención de camiones cisternas, militares y bomberos.
«El trabajo de todas nuestras cuadrillas, por tierra y por aire ha dado resultados, y estamos muy esperanzados de que durante los próximos días (las llamas) puedan reducirse más», remarcó el ministro.
También han sido favorable algunos aguaceros que cayeron cerca de San Matías, donde los incendios tenían el peligro de incrementarse.
La población de Roboré, en el departamento de Santa Cruz, es el centro de operaciones del que salen a diario 3.400 efectivos, entre militares y policías, con la misión de dirigirse a los sitios críticos para contener los fuegos que son un tema de comentario cotidiano en Bolivia.
El fuego, producto de los «chaqueos» o incendios que son un recurso de los habitantes del lugar para preparar los terrenos para la siembra, ha encontrado en la última sequía y los vientos a los aliados perfectos para propagarse en una zona chiquitana, de por sí ya es seca y propensa a ese tipo de sucesos.
Pese a la gravedad de la situación, el ministro de Defensa boliviano aseguró que «no ha sido necesario» evacuar ninguna comunidad y que pese a que se supo de más de 700.000 hectáreas afectadas por los incendios «ninguna persona» resultó herida.
La cifra que las autoridades nacionales manejan es menor al millón de hectáreas afectadas que reportaron el fin de semana las autoridades de la Gobernación de Santa Cruz.
Zavaleta manifestó que Bolivia está preparada para afrontar un «rebrote en cualquier momento» del fuego, como el que el fin de semana se reavivó en Roboré pero que fue aplacado con helicópteros, cisternas y personal.
El ministro remarcó que Perú ha ofrecido su apoyo a Bolivia con el envío de dos helicópteros que se sumarán a las labores que se desarrollan y que «hay conversaciones» con otros países que han expresado su deseo de apoyar a Bolivia.
Esta jornada es la décima en la que a nivel nacional el Estado interviene para aplacar los fuegos, tras la declaración de emergencia departamental hecha por la Gobernación cruceña.
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