Un fuerte humo cubría la ciudad de Porto Velho en el estado de Rondonia (noroeste) donde el Ministerio de Defensa dijo que los aviones empezaron a echar miles de litros de agua sobre las llamas, cuyo número ha aumentado en las últimas horas.
Áreas de la remota región fronteriza con Bolivia han sido arrasadas por las llamas, y han provocado una densa humareda que aumenta la contaminación a lo ancho de la Amazonía, un tesoro ecológico de 5,5 millones de kilómetros cuadrados bajo amenaza.
Los expertos afirman que el aumento de la deforestación durante la temporada de sequía para crear tierras cultivables o de pastoreo agravó el problema este año.
"Cada año empeora, este año el humo ha sido muy serio", dijo a la AFP Deliana Amorim, de 46 años, en Porto Velho, donde viven medio millón de personas.
Al menos siete estados de los nueve que forman la Amazonía Legal brasileña, incluyendo Rondonia, han pedido al gobierno federal el envío de tropas, y 43.000 militares que están permanentemente en la zona selvática están disponibles para actuar ahí donde se les requiera para apagar los fuegos.
Decenas de bomberos se dirigían a Porto Velho para ayudar a apagar las llamas.
Indignación mundial
Los incendios provocaron una ola de indignación mundial y son un tema de preocupación en la cumbre del G7 en Biarritz, Francia.
Los líderes de las potencias mundiales reunidos en la cumbre acordaron ayudar a los países afectados por las llamas "lo más rápido posible", dijo el presidente francés, Emmanuel Macron, el domingo.
"Estamos todos de acuerdo para ayudar lo más rápido posible a los países afectados por estos incendios", dijo Macron a periodistas.
El presidente de Estados Unidos y el primer ministro británico, Boris Johnson, que asistieron también a la cumbre del G7, ofrecieron también la asistencia de sus países.
La inscripción en la agenda del cónclave de esta crisis, sin participación de los países de la región, provocó la furia de Bolsonaro, quien denunció una "mentalidad colonialista fuera de lugar en el siglo XXI".
Sin embargo, su ministro de Defensa, Fernando Azevedo, dijo el sábado que "cualquier ayuda es bienvenida": la "vamos a evaluar".
Por su parte, el presidente boliviano Evo Morales anunció este domingo su disposición a recibir la ayuda internacional para combatir los incendios forestales en la Chiquitanía, en la región sudeste de Bolivia fronteriza con Brasil, y comunicó su decisión de suspender su campaña electoral mientras dure la emergencia.
El papa Francisco también se mostró el domingo "preocupado" por los incendios que devastan la selva de la Amazonía, que describió como "ese pulmón vital para nuestro planeta".
A pesar de que el 60% de la Amazonía está en Brasil, el vasto bosque también abarca partes de otros siete países: Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela, así como la Guayana Francesa, un departamento de ultramar de Francia.
En lo que va de año se han registrado 78.383 incendios forestales en Brasil, el peor dato para ese período dese 2013.
La mayoría de los incendios ocurren en la cuenca del río Amazonas. Entre el jueves y el viernes se declararon en Brasil un total de 1.663 incendios, según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).
Manifestantes convocaron a tomar las calles en Brasil nuevamente el domingo, luego de que miles protestaran en el país, el resto de América y Europa el viernes.
Acuerdo de comercio en riesgo
Esta crisis medioambiental amenaza también con boicotear el acuerdo de libre comercio alcanzado en junio entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, cuyas negociaciones tardaron 20 años, pero que debe ser aún validado por los Estados miembros del bloque europeo.
El presidente del Consejo de la UE, Donald Tusk, aseguró a los periodistas en el G7 el sábado que era difícil imaginar que los países europeos ratificaran un pacto comercial con el bloque Mercosur mientras Brasil no logre frenar los incendios.
El domingo, el canciller de Luxemburgo, Jean Asselborn, dijo que ese país europeo quiere congelar su participación en el acuerdo debido a sus dudas sobre la voluntad de Brasil de respetar el acuerdo de París de 2015 sobre el clima.
Bajo una presión cada vez mayor, Bolsonaro prometió el viernes un enfoque de "tolerancia cero" a las actividades delictivas en la Amazonía y prometió una acción enérgica para controlar los incendios.
Su ministro de Justicia, Sergio Moro, dio también luz verde para desplegar las fuerzas de seguridad para combatir la deforestación ilegal en la región.
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