Fueron casi cuatro horas de máxima tensión que arrancaron en la mañana del martes sobre un puente en Río de Janeiro, cuando un hombre armado secuestró un micro, tomando como rehenes a 37 pasajeros. El secuestro culminó cuando el sospechoso sacó parte del cuerpo fuera del bus y recibió cinco tiros de un francotirador de la policía. Cayó muerto entre los aplausos de la gente que celebraba el fin del asedio. El atacante llevaba un arma de juguete.
Para entonces, en el interior del ómnibus había 32 personas. Poco antes, un puñado de pasajeros había podido bajar.
Los hechos se desarrollaron sobre el puente que une Río y Niteroi, y que cruza la Bahía de Guanabara, en Brasil.
Los medios locales informaron durante la mañana que los rehenes estaban atados y el sospechoso, que cubría su cara con un barbijo blanco, tenía bidones de nafta.
Fotos filtradas desde el interior del micro por los pasajeros en las redes sociales mostraron al secuestrador en la parte delantera del bus, con la cara cubierta y vistiendo una remera blanca. La gente permanecía sentada. Y recipientes con gasolina colgaban del techo del micro.
El ómnibus interurbano quedó rodeado por decenas de policías y comandos especiales mientras un negociador conversaba con el secuestrador, que subió al vehículo con los bidones, amenazando con incendiarlo.
También estaban en posición francotiradores.
Durante el secuestro, el atacante había liberado a un grupo de mujeres, una de ellas desmayada, y a dos hombres. Estas personas contaron a las autoridades que el hombre arrojó gasolina en el interior y amenazó con prenderlo fuego.
El portavoz de la Policía Militar de Río de Janeiro, Mauro Fliess, dijo que había indicios de que el ataque fue premeditado.
El secuestrador no explicó los motivos de su ataque.
Las autoridades señalaron que el hombre no hizo ninguna petición concreta y que aparentemente padecía «problemas psicológicos».
El puente Costa e Silva es la principal conexión de Río de Janeiro con la vecina Niteroi y es el más largo de Sudamérica, con 13.290 metros de extensión. Y esta mañana estaba completamente cerrado en ambas direcciones. Esto produjo un enorme congestionamiento.
El tránsito colapsó para los que llegan a la ciudad desde la zona de São Gonçalo, una violenta ciudad dormitorio de la capital de estado de Río de Janeiro. La concesionaria del puente, Ecoponte, pedía en la mañana del martes vía Twitter que la gente cruzara hacia Río en ferry.
La negociación estuvo a cargo del Batallón de Operaciones Especiales (BOPE) de la policía de Río de Janeiro.
El autobús secuestrado era el 2520 de Galo Branco que sale de Jardim de Alcântara-Estácio, y empezó a cruzar el puente alrededor de las 6 de la mañana. Según los informes, el sospechoso abordó el vehículo a las 5:30 y se identificó como un oficial de policía militar antes de entrar armado.
A las 9:04, el sospechoso sacó parte del cuerpo del bus y fue abatido. Y los rehenes liberados.
El hecho fue seguido por las redes sociales, donde algunos usuarios volcaron imágenes del puente y del interior del bus.
Un caso similar que conmocionó al país y que después fue llevado al cine es el del «Omnibus 174», que ocurrió en el año 2000 en el barrio Jardim Botánico de Río de Janeiro.
En esa oportunidad, el desenlace fue desastroso ya que una rehén fue asesinada cuando la policía disparó contra el criminal, que igualmente falleció dentro de un patrullero tras ser detenido.
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