“¡Quiero justicia!, ¡Que paguen!”, clamaba Gabriela Sosa, la madre del muchacho, mientras los asistentes ondeaban pancartas que decían “no más muertes”.
Báez, de 19 años, falleció la madrugada del sábado en el balneario de Villa Gesell tras recibir una golpiza por parte de varios jugadores de rugby a la salida de un club nocturno.
Los violentos hechos fueron captados en videos que se hicieron virales en las rede sociales, provocando fuertes críticas bajo la etiqueta #rugbiersasesinos y que conmocionaron al país.
No es la primera vez que grupo de jóvenes que practican rugby, un deporte asociado a las clases medias altas y altas en Argentina, quedan envueltos en episodios de violencia, incluso se han difundido denuncias de violaciones en grupo.
“Nadie se merece esto (...) Confío en los argentinos y en que se haga justicia”, dijo Sosa entre lágrimas. Su padre, Silvino Báez manifestó: “Estoy muerto en vida”. Ambos son paraguayos.
Una decena de jóvenes de entre 18 y 21 años fueron detenidos por este caso, todos jugadores del club Naútico Arsenal Zárate.
Hijo único y que soñaba con ser abogado, Báez había ido a pasar el fin de semana con excompañeros de colegio a la ciudad balnearia de Villa Gesell (400 km al sur de Buenos Aires), destino predilecto de adolescentes y jóvenes en Argentina.
Según los testigos, hubo una pelea dentro de la discoteca Le Brique. Más tarde, ya fuera del local, los rugbiers fueron a buscar al grupo de amigos en el que estaba Báez y se ensañaron con el joven, le propinaron golpes y patadas hasta que quedó inconsciente y con traumatismo craneal.
Tras maniobras de reanimación, fue trasladado, en vano, al hospital.
La Unión Argentina de Rugby se ha dicho “profundamente consternado”.
“Pégale dale, lo vas a matar”
Tatiana, la encargada de manejar las redes sociales de Le Brique, fue testigo del ataque y relató en una entrevista con el canal de televisión local Todo Noticias los hechos.
"A eso de las cinco y media de la madrugada yo salí del boliche y lo vi a Fernando que estaba sentado, rodeado de sus amigos. En ese momento aparecen estos chicos y empezaron a pegarles, de la nada", contó la joven de 17 años.
“Eran una máquina de golpear, no les importó nada”, continuó la joven de 17 años.
Ella también recuerda cómo otros jóvenes inconscientes, “más inconscientes que ellos (los rugbiers)”, gritaban “pégale dale, lo vas a matar, dale que vos podés”.
“Ni un animal le sigue pegando a alguien que ya murió”, dijo Santiago, un amigo de Fernando.
Los familiares y amigos de Fernando Báez Sosa difundieron un comunicado para orientar a aquellos que quieren colaborar con la familia de la víctima.
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