- "N o voy a admitir que haya ningún tipo de desmanes con la intención de impedir que la gente tenga acceso a la Copa. No es democrático destruir la propiedad privada y pública, y mucho menos que las manifestaciones tengan costos humanos", sentenció.
"No voy a admitir que haya ningún tipo de desmanes con la intención de impedir que la gente tenga acceso a la Copa. No es democrático destruir la propiedad privada y pública, y mucho menos que las manifestaciones tengan costos humanos", sentenció.
La mandataria formuló declaraciones durante una entrevista transmitida hoy por la cadena Bandeirantes, en la que minimizó el descontento de la población con el Mundial, que ascendió al 42%, según una encuesta de la consultora IBOPE publicada ayer.
Afirmó que las protestas son "el costo de la democracia" y la consecuencia de tener movimientos sociales "activos" que se manifiestan libremente.
Además manifestó su convicción de que durante el certamen deportivo la gran mayoría de los brasileños "saldrá a la calle a festejar y no a protestar", refirieron las agencias ANSA y EFE.
Rousseff también concedió un reportaje al diario The New York Times y conversó informalmente con periodistas durante un encuentro realizado anoche en Brasilia.
"Vamos a garantizar completamente la seguridad de las personas" durante el Mundial, cuando las 12 ciudades sede reciban a 3,6 millones de turistas, entre ellos 600 mil extranjeros, aseguró.
Admitió, además, que las "manifestaciones son legítimas", aunque consideró que "hay mucha cosa política por detrás" de las protestas que se realizan regularmente en las principales sedes del Mundial como Río de Janeiro, San Pablo y Brasilia.
Rousseff insinuó que los partidos de la oposición sacan ventaja de esos actos de protesta, ya que dentro de 4 meses, el 5 de octubre, se realizarán las elecciones presidenciales, en las que aspirará a un segundo mandato de cuatro años.
Sin embargo, aseguró que en Brasil existe "una autonomía del fútbol respecto a los procesos políticos", y puso en duda que lo que ocurra en el Mundial pueda afectar el ánimo de los electores.
A modo de ejemplo, recordó que el Mundial de 1970 (que se celebró en México y que ganó la selección brasileña con Pelé como figura) lo pasó en los calabozos de la dictadura militar que gobernaba entonces, como presa política, y que ni aún así dejó de hinchar por Brasil.
Telam
La mandataria formuló declaraciones durante una entrevista transmitida hoy por la cadena Bandeirantes, en la que minimizó el descontento de la población con el Mundial, que ascendió al 42%, según una encuesta de la consultora IBOPE publicada ayer.
Afirmó que las protestas son "el costo de la democracia" y la consecuencia de tener movimientos sociales "activos" que se manifiestan libremente.
Además manifestó su convicción de que durante el certamen deportivo la gran mayoría de los brasileños "saldrá a la calle a festejar y no a protestar", refirieron las agencias ANSA y EFE.
Rousseff también concedió un reportaje al diario The New York Times y conversó informalmente con periodistas durante un encuentro realizado anoche en Brasilia.
"Vamos a garantizar completamente la seguridad de las personas" durante el Mundial, cuando las 12 ciudades sede reciban a 3,6 millones de turistas, entre ellos 600 mil extranjeros, aseguró.
Admitió, además, que las "manifestaciones son legítimas", aunque consideró que "hay mucha cosa política por detrás" de las protestas que se realizan regularmente en las principales sedes del Mundial como Río de Janeiro, San Pablo y Brasilia.
Rousseff insinuó que los partidos de la oposición sacan ventaja de esos actos de protesta, ya que dentro de 4 meses, el 5 de octubre, se realizarán las elecciones presidenciales, en las que aspirará a un segundo mandato de cuatro años.
Sin embargo, aseguró que en Brasil existe "una autonomía del fútbol respecto a los procesos políticos", y puso en duda que lo que ocurra en el Mundial pueda afectar el ánimo de los electores.
A modo de ejemplo, recordó que el Mundial de 1970 (que se celebró en México y que ganó la selección brasileña con Pelé como figura) lo pasó en los calabozos de la dictadura militar que gobernaba entonces, como presa política, y que ni aún así dejó de hinchar por Brasil.
Telam
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