El Niño es una corriente caliente del Pacífico que se traduce en una fuerte subida de la temperatura en la superficie de este océano. Este fenómeno meteorológico, que se produce cada cuatro o cinco años, provoca inundaciones en algunas regiones y sequías simultáneas en otras.
El episodio 2015-2016 fue uno de los más violentos y provocó daños en 13 países de África, la zona de Asia-Pacífico, y en América Central y del Sur.
Además de los 60 millones de personas afectadas, “millones más están en peligro”, alertó O’Brien, tras una reunión con representantes de los países golpeados por el fenómeno y con organizaciones humanitarias.
En África, las inundaciones y la sequía provocaron hambrunas que afectaron a unos 32 millones de personas en la parte meridional del continente.
Etiopía, que vive la peor sequía de los últimos 50 años, se encuentra en el “nivel cero” de la crisis, con diez millones de personas que esperan ayuda, subrayó el secretario general de Care International, Wolfgang Jamann.
Pero la entrega de ayuda a quienes lo necesitan no es una tarea fácil. La ONU considera que se necesitan 3.600 millones de dólares para hacer frente a las consecuencias del Niño.
“Hasta ahora, lo recaudado está muy lejos de nuestras necesidades. Actualmente tenemos un déficit de más de 2.200 millones de dólares para entregar comida, agua potable, medicamentos y semillas, para garantizar que los agricultores no pierdan la próxima cosecha”, aseguró O’Brien.
AFP
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