Dilma Rousseff. |
“Brasil ya superó momentos difíciles haciendo pactos. Pero ningún entendimiento prosperará si no tiene como premisa el respeto a la legalidad y a la democracia. Y la primera premisa debe ser la defensa de la voluntad popular manifestada por el voto”, dijo la mandataria del Partido de los Trabajadores (PT) en un acto en la sede de gobierno.
Rousseff, de 68 años, es acusada en el Congreso de maquillar las cuentas públicas para reducir el impacto de la crisis económica en el año de su reelección. Si es destituida, será reemplazada por su vicepresidente centrista Michel Temer, que se convirtió en su mayor opositor.
Además, tanto Rousseff como Temer enfrentan un proceso en la autoridad electoral, por denuncias de que su campaña fue financiada con dinero del megafraude a la estatal Petrobras. Ese proceso podría llevar a la anulación de los comicios del 2014 y a la convocatoria de nuevas elecciones.
El PT, en cualquiera de las dos hipótesis, ve amenazada su hegemonía de trece años de poder, que se inició en el 2003 con la victoria de “Lula” da Silva, investigado a su vez por presunta ocultación de bienes procedentes de la red de Petrobras. Los investigadores dicen que desde el gobierno de “Lula” opera un grupo de poderosas empresas concertadas con políticos para pagar sobornos a cambio de contratos inflados.
AFP
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