Pero aunque este hombre de 49 años y padre de cuatro hijos paga sus impuestos y la seguridad social, no disfruta de vacaciones anuales, no tiene cobertura de salud y tampoco de beneficios laborales.
Yáñez, mexicano, es uno de los aproximadamente 11 millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos, que se encuentran en el corazón de un duro debate que desató encendidas pasiones y se tornó un asunto central en la carrera presidencial.
Donald Trump, el millonario empresario y virtual candidato por el Partido republicano, no ceja en sus ataques a los mexicanos, e impuso su idea de construir un muro en la frontera sur estadounidense en el centro de su campaña, para irritación de muchos como Yáñez.
“Vine hace 16 años en busca del sueño americano y para ofrecer a mis hijos un futuro mejor”, dijo Yáñez a la AFP al fin de una agotadora jornada de 12 horas de trabajo. “Y hago un trabajo de romperse la espalda, que solamente los inmigrantes están dispuestos a hacer. Otros no quieren ensuciarse las manos con este tipo de trabajo”, añadió.
“Aquí para quedarse”
De acuerdo con el Instituto de Políticas Públicas de California, casi una cuarta parte (2,67 millones) de esos inmigrantes en relación irregular vive en territorio californiano, donde representan poco más del 6% de la población.
La mayoría llegó desde México y trabaja en granjas, en la construcción, limpieza de viviendas, cuidado de ancianos, jardinería o empresas de transportes y mudanzas. Pero lo más importante, destacan sus defensores, pagan miles de millones en impuestos al año aunque no recogen ningún beneficio por esa contribución.
“Nosotros trabajamos, pagamos lo que debemos, no recogemos nada gratuitamente y no lastimamos a nadie”, dijo María Delosangeles, de 52 años, quien llegó a Estados Unidos proveniente de México hace 18 años y que trabaja como empleada doméstica en Los Ángeles. “¿Cómo es que le afecta a Trump que nosotros estemos aquí?”, dijo.
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