El Papa Francisco |
"Como una madre amorosa la Iglesia ama a todos sus hijos. Pero cuida y protege con afecto particular a los más pequeños e indefensos, se trata de una tarea que Cristo confía a toda la comunidad cristiana en conjunto. Con la conciencia de esto, la Iglesia dedica una atención vigilante a la protección de los niños y de los adultos vulnerables" dice en la Carta.
Luego precisó que tal tarea de protección y de atención le corresponde a toda la Iglesia, pero especialmente a los representantes de la Iglesia. "Por lo tanto los obispos diocesanos, los eparcas y quienes son responsables de una Iglesia particular, deben tener una particular diligencia en proteger a quienes son los más débiles entre las personas que les fueron confiadas. El Derecho Canónico ya prevé la posibilidad de remoción del oficio eclesiástico 'por causas graves': esto se refiere también a los obispos diocesanos, a los eparcas y a quienes están equiparados por el derecho" agregó Francisco en la carta.
Señaló, además, que quería ser más preciso al definir los "motivos graves" que pueden costarles el puesto. Los obispos "deben mostrar una diligencia especial al proteger a los más débiles en su congregación", indicó Francisco. El estatuto es un cambio respecto a la propuesta original aprobada el año pasado por Francisco para establecer un tribunal dentro de la Congregación para la Doctrina de la Fe que instruyera los casos de negligencia.
La junta asesora del pontífice en materia de la lucha contra los abusos sexuales había recomendado que la Congregación procese a los obispos negligentes porque ya tiene la tarea de supervisar los casos de abusos sexuales iniciados contra clérigos. Pero ante la batería de cuestiones legales y burocráticas que planteaba esa propuesta original, Francisco decidió agilizar el procedimiento y encargar a las oficinas del Vaticano que ya se encargan de cuestiones relacionadas con los obispos que investiguen y sancionen los casos de negligencia.
"El obispo diocesano, el eparca, o quien aun a título temporáneo, tiene la responsabilidad de una Iglesia particular, o de otra comunidad de fieles a esa equiparada de acuerdo al canon puede ser legítimamente removido de su cargo, si por negligencia ha puesto u omitido actos que hayan provocado un daño grave a los otros, sea que se trate de personas físicas, sea que se trate de una comunidad en su conjunto. El daño puede ser físico, moral, espiritual o patrimonial" clarifica en el primer artículo del decreto.
El mecanismo reclama al Vaticano que inicie una investigación cuando hay "pruebas serias" de que un obispo fue negligente. El obispo será informado y podrá defenderse. Al final de la investigación, el Vaticano puede preparar un decreto que destituya al obispo o pedirle que renuncie en 15 días. Cualquier decisión de apartar a un obispo debe ser aprobada primero por el papa, que contará con un grupo de asesores legales, señala la ley.
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