Murió porque no pudo regresar a casa para recibir el tratamiento que necesitaba. Esto es lo que alega el marido de Vilma Soltesz, una mujer estadounidense que ha fallecido en Hungría tras tres intentos fallidos de volar a casa. Las compañías aéreas se negaron a llevarla porque pesaba demasiado. Concretamente, 190 kilos.
Tal y como publica 'The New York Post' , Vilma y su marido, Janos, pasaron nueve días intentando volar de vuelta al Bronx (Nueva York), un tiempo en el que la salud de la mujer, de 56 años, se deterioró rápidamente.
El pasado 17 de septiembre el matrimonio se fue de vacaciones a su casa de veraneo en Hungría. Para ello, tomaron dos aviones, uno de Delta y otro de KLM y pagaron tres pasajes, dos para ella y uno para él. "Era un viaje que hacían casi todos los años" , explica la citada publicación publicó El Mundo.
La idea era volver un mes después, a mediados de octubre, para que Vilma pudiera seguir con su tratamiento. Además de obesidad mórbida , la mujer, que se movía en silla de ruedas y le faltaba una pierna, sufría enfermedad renal y diabetes .
Tres intentos fallidos
El día planeado para la vuelta -cuenta su viudo- la compañía KLM intentó acomodarla en la parte de atrás de un avión pero no tenían ningún extensor para el cinturón de seguridad. Según la aerolínea, ésa no fue la única causa: "Físicamente, no fue posible embarcarla en el avión, a pesar de todos los esfuerzos realizados hasta el final".
Pero KLM no fue la única en negar el pasaje a Vilma. En Praga, hasta donde la pareja se desplazó bajo la promesa de poder volar, Delta tampoco la acomodó en uno de sus vuelos . En este caso, las razones argumentadas fueron que la silla de ruedas de la compañía no era lo suficientemente resistente y que no cabía en el ascensor.
Lejos de rendirse, la pareja planeó su viaje de vuelta una tercera vez, el 22 de octubre, con Lufthansa. Ya embarcados, explica 'The New York Post', "la tripulación, con ayuda de los bomberos, no fue capaz de mover a la mujer de la silla de ruedas a los tres asientos que se le habían asignado. Tras 30 minutos intentándolo, el capitán ordenó de que la sacarán del avión".
Fue el tercer intento y el último. Vilma y su marido regresaron a su casa de Hungría, de donde ambos eran originarios, y su estado de salud fue emperoando. "Estaba muy enferma y no confiaba en que los hospitales de la Hungría ex comunista pudiesen atender sus necesidades", ha expresado el abogado Holly Ostrov Ronai.
Un mes después de su muerte, Ronai, con el visto bueno del viudo, está planeando interponer una demanda multimillonaria contra las citadas compañías aéreas. Alega, entre otras cosas, que se han saltado las leyes que protegen a las personas discapacitadas.
(Fuente: Laprensa.hn).
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