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La tragedia es la peor de este tipo ocurrida en Brasil en los últimos 50 años, según autoridades. La mayoría de las víctimas fatales eran estudiantes de diferentes facultades de la Universidad Federal de Santa María.
La angustia es casi tangible en el Centro Deportivo Municipal de Santa Maria, donde esta mujer que no quiere identificarse ni hablar con la prensa aguarda desde hace horas la identificación de cadáveres que han sido trasladados desde la discoteca hasta aquí.
Muchos de los casi mil familiares y sobrevivientes se abrazan y lloran a la espera de noticias de las autoridades.
El último balance de la policía da cuenta de 233 muertos y 116 heridos en la tragedia en esa ciudad del estado de Río Grande do Sul.
Horas antes, frente a la discoteca Kiss la escena era de gritos, caos e intentos desesperados de rescate.
En el lugar se celebraba una fiesta universitaria que terminó en tragedia cuando uno de los músicos de la banda "Gurizada Fandangueira", que se presentaba en el centro de entretención, encendió un equipo de fuegos pirotécnicos conocido como "Lluvia de plata".
Las chispas alcanzaron el aislamiento del techo y las llamas se extendieron con rapidez en medio del terror de los jóvenes que se encontraban en el recinto, según testigos.
De acuerdo a Bomberos, el fuego iniciado por los artefactos pirotécnicos en el aislamiento generó un humo muy tóxico que se expandió rápidamente. Muchos de los jóvenes que perdieron la vida murieron por asfixia, en medio del tumulto al tratar de escapar.
Jóvenes muertos en el piso
El analista de sistemas Max Müller, de 33 años, dice que no puede olvidar lo que vio al pasar frente a la discoteca hacia las 03:15 horas (02:15 en Chile) de hoy.
"La situación empeoraba a medida que la noche pasaba. Los padres, amigos de quienes estaban en la discoteca comenzaban a llegar", contó.
"Estoy traumatizado. Es difícil olvidar lo que vi. Había víctimas con un lado de la cara derretido, personas que intentaban ayudar haciendo masajes cardíacos sin saber cómo hacerlo y que quebraban huesos", agregó.
"Es horrible ver tantos muertos, chiquillos, en el piso, personas que lloran, otros que vomitan, que no consiguen respirar. Algunos arrancaban trozos de su ropa para hacer masajes pero no todos estaban aptos para hacerlo", contó Müller.
Larga y tensa búsqueda
En el Centro Deportivo Municipal, Diego Godói pierde la esperanza de hallar con vida a su amigo y vecino Juan Callegari, un estudiante de veterinaria de 19 años.
"Recorrimos todos los hospitales y su nombre no está allí. Sólo estamos esperando que salga la lista de los cuerpos aquí, del centro deportivo", relató.
Daiane Jacques da Silva y sus familiares buscan noticias de su prima Natana Pereira Campos, estudiante de derecho de 20 años que trabajaba en un estudio de abogados en Santa Maria. Ya han recorrido todos los hospitales sin éxito y siguen atentamente cada reporte que sale en la prensa.
"Estamos esperando la confirmación porque hay bastante gente en los hospitales y algunos están sin identificación, entonces resulta bastante difícil (saber quiénes son), cualquier noticia que tengamos ya es algo", dice da Silva.
Tatiane de Jesus Lopes, de 31 años, está a la espera de alguna información sobre su hermana Pamela, de 20 años, que trabajaba como mesera en el local.
"Estamos esperando para ver si ella está aquí, y si no está, tenemos que ver dónde vamos a buscarla", dijo.
Varios de los familiares y amigos de quienes se encontraban en el sitio de la catástrofe se quejaron de la lentitud en la entrega de antecedentes y denunciaron lo que consideran como desinformación cometida por fiscales y funcionarios judiciales.
La Presidenta brasileña, Dilma Rousseff, quien regresó desde Chile, donde participaba en la Cumbre Celac-UE, decretó tres días de duelo oficial por la tragedia. La Mandataria se trasladó a Santa María, donde visitó a heridos y se reunió con familiares de los fallecidos.
Fuente emol.com
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