Los hijos del fallecido brigadier José Juliá |
Matias Miret, que actuó como copiloto, fue absuelto. El tribunal ya lo había excarcelado después del juicio oral que tuvo lugar a principios de diciembre en Barcelona. Miret, volvió a Argentina acompañado de su familia que estuvo a su lado en los dramáticos momentos de los dos días de proceso.
Los hermanos Juliá han permanecido en prisión preventiva.
El tribunal consideró probado de que los hermanos Juliá intentaron el 2 de enero de 2011 introducir en España casi una tonelada de cocaína de alta pureza. Para ello utilizaron un avión fletado por la compañía Medical Jet, de la cual es presidente Eduardo Juliá, que partió desde Buenos Aires e hizo escala para repostar en la Isla de Sal (Cabo Verde).
El avión Challenger Bombardier llegó a Barcelona el 2 de enero de 2011 pilotado por Eduardo Juliá (52 años), Matías Miret actuó como copiloto y el único pasajero fue Gustavo Juliá (50) responsable de la empresa Medical Jet que fletó la aeronave.
Los hermanos Juliá alegaron durante el juicio que recibieron un encargo de un personaje no identificado para transportar a Barcelona valiosas obras de arte. Sin embargo, dos guardias civiles que subieron al avión para reclamar por una documentación faltante, señalaron que cuando sospecharon que algo irregular sucedía en el avión, se envió un especialista en detección de drogas auxiliado por un perro.
Los guardias declararon que cuando el perro detectó la droga, Miret se enfureció contra Gustavo Juliá y le reprochó: "Pero, en qué me metiste". Gustavo Juliá respondió: "Yo soy el responsable de todo".
A continuación Juliá acompaño a los guardias a lugares donde se escondía el alijo de drogas en decenas de paquetes envueltos en papeles de colores. Estaban colocados dentro de fondos falsos de dos paneles y dentro de un gran sofá que se había añadido en Buenos Aires.
Todos estos hechos se consideran probados por el tribunal así como que "los hermanos Juliá viajaron a España para conocer las rutas e instalaciones aeroportuarias disponibles".
Durante el proceso el fiscal precisó que en días no determinados de diciembre (de 2010) "modificaron, ellos mismos u otras personas a sus órdenes, la estructura y configuración interna de la aeronave mediante la colocación de un sofá de tres plazas en el lugar donde originariamente había dos butacas y la instalación de un falso panel de circuitos en el lugar de un armario para abrigos, con los que lograron crear huecos disimulados donde ocultaron la cocaína".
El acusador público señala que los argentinos cometieron "un delito contra la salud pública en su modalidad de sustancias que causan grave daño a la salud, con la circunstancia de extrema gravedad por el uso de una aeronave".
El fiscal sostiene que esas modificaciones se realizaron en el aeropuerto internacional de Ezeiza, Buenos Aires.
fuente CLARIN.COM
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