- Santos inicia una gira por Europa en busca de respaldo ante las negociaciones con la FARC.
- Santos inicia en España su gira europea para financiar la paz
- "La paz de Colombia es la paz del mundo", por Juan Manuel Santos
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, escogió este lunes Madrid para iniciar una intensa gira europea en busca de apoyo político y financiero para el proceso de paz que se desarrolla en La Habana con la guerrilla de las FARC. “El proceso está avanzando y hemos llegado más lejos que nunca”, dijo Santos durante la ceremonia en la que fue investido doctor honoris causa. “Hacer la paz es la tarea más urgente de un gobernante”, afirmó el mandatario, reelegido en junio en unos comicios marcados por el diálogo que él abandera. Ahora busca que la Unión Europea se comprometa a crear un fondo para financiar los proyectos que conllevaría el fin de la violencia tras cinco décadas de guerra que han causado casi seis millones de desplazados y más de 220.000 muertos.
Con toda la liturgia universitaria de birretes e himnos, el presidente español, Mariano Rajoy, apadrinó la distinción académica de Santos por la Universidad Camilo José Cela, fundada en 2000. Rajoy subrayó el apoyo de España a Colombia y a Santos, y su confianza en el fin del conflicto: “Espero que las FARC y el ELN sepan aprovechar la oportunidad histórica que les da Juan Manuel Santos. Si vuelven a defraudar a los colombianos, acabarán como un mero remolino de polvo en la cuneta de la historia”, afirmó ante los expresidentes españoles José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero, entre otras personalidades que acudieron al acto.
Santos agradeció la cooperación española y la amistad de la que llamó “la madre patria”: “Quién si no España podría liderar en la Unión Europea la propuesta de eliminar los visados a los colombianos”, afirmó para, a continuación, tomar partido en el espinoso asunto del independentismo catalán. “Apoyamos la integridad constitucional y territorial de España”, aseguró.
España se ha ofrecido a albergar una conferencia de donantes para crear un fondo fiduciario que, a través de la UE y con participación de otros países, serviría para financiar la sustitución de la coca por otros cultivos, el desarrollo de las zonas más castigadas por una guerra que se prolonga ya 50 años o el retorno de los desplazados. El senador colombiano Roy Barreras, presidente de la Comisión de Paz, ha estimado en 90 billones de pesos (unos 45.0000 millones de dólares) el coste de la reconstrucción en la etapa posconflicto, que Santos quiere iniciar en cuanto se firme la paz, para evitar frustraciones y peligrosos vacíos de poder. El Banco de Crédito para la Reconstrucción y el Desarrollo germano ha anunciado ya la concesión de un crédito a Colombia de 100 millones de dólares ligado al proceso de paz.
El mandatario colombiano desglosó los beneficios que reportaría el fin del conflicto. “Si logramos un acuerdo final, el potencial de Colombia se disparará”, dijo para explicar que es el país que más crece en América Latina pese al conflicto y donde es más fácil hacer negocios. “En cuatro años ha disminuido la pobreza en 3,6 millones de personas y se han creado 2,8 millones de puestos de trabajo”, detalló. Santos se detuvo en el impacto que tendría la sustitución de los cultivos ilícitos en uno de los principales productores de cocaína y el freno a la desforestación que supondría, pero sobre todo afirmó: “La paz implicará que llegue a su fin el último conflicto armado del hemisferio occidental”.
El Gobierno español ha prometido mantener los programas de cooperación bilateral con Colombia y contribuir con “recursos humanos” a una eventual operación de paz, que podría centrarse en tareas de desminado y desarme. Tras recibirle en Moncloa, Rajoy ha acompañado a Santos a almorzar con el Rey en Zarzuela y a recibir el doctorado honoris causa. El presidente colombiano llevará su mensaje a Bruselas, París, Londres, Berlín y Lisboa durante esta semana.
Casi dos años después de la creación de una mesa de negociación entre el Gobierno y las FARC, ya se han cerrado tres de los cinco puntos contemplados en el acuerdo —reforma agraria, la participación en política de las FARC y desmantelamiento de la estructura del narcotráfico—. Sin embargo, queda lo más complicado: la justicia para las víctimas y la terminación del conflicto, que engloba el desarme, la desmovilización y la integración en la vida civil.
Estos dos asuntos siguen siendo los que más inquietud generan entre los colombianos. En una encuesta de Cifras y Conceptos publicada la semana pasada, se refleja cómo la mayoría de los ciudadanos no confía en que las negociaciones lleguen a buen término —solo el 39% cree que se alcanzará un pacto— y el enorme rechazo (85%) que suscitaría la posibilidad de los líderes guerrilleros no entren en prisión. Esta resistencia a algunos aspectos del proceso ha sido el eje de la crítica frontal de la oposición uribista al proceso de paz al que Santos ha vinculado su mandato. Durante la campaña electoral de junio puso de manifiesto la polarización que genera el propio proceso entre los ciudadanos.
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