COREA DEL SUR – La fiscalía surcoreana reclamó que el heredero de Samsung sea condenado a 12 años de cárcel por su papel en el escándalo de corrupción que provocó la destitución de la ex presidenta Park Geun-Hye.
En la última audiencia del juicio de Lee Jae-Yong, vicepresidente de Samsung Electronics e hijo del presidente del grupo Samsung, Lee Kun-Hee, los fiscales consideraron que el "beneficiario último" de los crímenes cometidos en el escándalo de corrupción que terminó con la destitución de Park.
Lee Jae-Yong y otros cuatro ejecutivos de la empresa están acusados de haber sobornado a la poderosa confidente de la expresidenta con millones de dólares con el objetivo de obtener favores presidenciales y avalar una controvertida fusión en 2015. "Los acusados tenían estrechos vínculos con el poder y buscaban beneficios personales", dijeron los fiscales que reclamaron una sentencia de 12 años para Lee, y penas de entre 7 y 10 años para los otros tres acusados.
El mayor conglomerado empresarial de Corea del Sur se encuentra bajo sospecha de haber efectuado donaciones millonarias a una fundación que presidía la amiga de la presidenta Park Choi Soon-sil a cambio del visto bueno del servicio nacional de pensiones, un accionista clave, a la polémica fusión de dos de sus empresas.
Choi, apodada la "Rasputina surcoreana” por su influencia sobre la presidenta, es la figura en el centro del escándalo de tráfico de influencias y corrupción que domina la vida política surcoreana desde el pasado octubre. De 60 años, se encuentra detenida desde noviembre como sospechosa de haber utilizado su cercanía a la presidenta para conseguir, con la connivencia de Park, que las empresas surcoreanas donaran cerca de 70 millones de dólares a las fundaciones que encabezaba. La mayor parte de ese dinero, según la acusación, fue a parar a su bolsillo.
Samsung fue, según las sospechas de la acusación, el "chaebol” (conglomerado familiar) más generoso hacia Choi. El grupo donó cerca de 17 millones de dólares y los fiscales consideran que Jay Lee, vicepresidente de Samsung Electronics -la empresa principal del grupo, líder mundial en telefonía móvil- y jefe supremo de facto de toda la organización, dio su aprobación personal a esas sumas.
Además, Samsung firmó en agosto de 2015 un contrato de consultoría por valor de 22.000 millones de won (18,3 millones de dólares) con una empresa propiedad de Choi y basada en Alemania. Según los fiscales, transfirió a esa compañía miles de millones de won que se emplearon para que la hija de Choi recibiera clases de equitación.
El conglomerado admite los desembolsos, pero niega que tuvieran relación con la fusión de sus dos empresas, Cheil Industries y Samsung C&T. Esta fusión era un paso fundamental para permitir que Lee, hijo del actual presidente de Samsung Lee Kun-hee, pudiera hacerse con el control de Samsung Electronics. Lee Kun-hee se encuentra hospitalizado desde 2014, a raíz de un infarto.
La decisión de la fiscalía surcoreana llega después de días de deliberaciones. Inicialmente debía haberse anunciado este fin de semana, pero se pospuso ante la complejidad del caso. Según informa Efe, se llegó a analizar el impacto que podría generar en la economía surcoreana la detención de Lee: Samsung representa el 23% del PIB del país.
La orden de detención contra Jay Lee representa un serio revés para Samsung. Es el segundo después de que Samsung Electronics tuviera que retirar del mercado su móvil estrella el año pasado, el Galaxy Note 7, por su riesgo de incendio.
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