Hace cuatro años, el presidente Barack Obama y su personal pasaron el primer día en la Casa Blanca enterándose de los conocimientos básicos, no sólo del gobierno, sino sobre cómo ser conducidos a sus oficinas por el Servicio Secreto, introducir su contraseña en las computadoras gubernamentales y encontrar las llaves de sus cajoneras oficiales.
Ya resolvieron esos problemas hace tiempo. También en el pasado están la recesión económica, la guerra en Irak y la cacería del cabecilla terrorista Osama bin Laden.
Pero quedan por delante numerosos retos nuevos ahora que el presidente y su personal comienzan este martes su primer día de labores del segundo mandato de gobierno.
Obama atenderá enseguida tres plazos fiscales que requieren la cooperación del y con el Congreso, incluyendo elevar el tope de la deuda pública, que la Cámara de Representantes prevé votar este miércoles. La muerte de tres estadounidenses en un caso de rehenes en una planta de gas en Argelia renovó el temor sobre un incremento del terrorismo en el norte de Africa. Y Obama debe terminar pronto la próxima etapa en el retiro de las fuerzas estadounidenses en Afganistán.
En su discurso de toma de posesión pronunciado el lunes, Obama anticipó una ambiciosa agenda progresista, que exigirá la cooperación de un Congreso dividido en un momento en que se ciernen recortes presupuestales.
El presidente tiene que cumplir otros compromisos de la ceremonia de investidura antes de ponerse a trabajar. Junto con el vicepresidente Joe Biden, asistirá la mañana de este martes a una acto de oraciones en la Catedral Nacional y luego celebrar por la noche con personal de la campaña y del Casa Blanca en un baile formal.
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