"Acá se está produciendo un golpe contra la democracia. Yo nunca renunciaré", proclamó Dilma Rousseff. AFP. |
“Condenar a alguien por un crimen que no cometió es la mayor violencia que se pueda cometer contra una persona. Es una violencia brutal (...). Ya fui víctima de esa injusticia una vez durante la dictadura y lucharé para no volver a serlo en plena democracia”, proclamó Rousseff, quien sufrió persecución y torturas bajo el régimen militar (1964-1985).
La mandataria, del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), advirtió asimismo de los riesgos de una ruptura democrática y de las pérdidas de las conquistas sociales alcanzadas durante los dos mandatos de Lula (2003-2010).
En medio de la tensión, la jefa de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, expresó su preocupación por los acontecimientos en Brasil.
“Nos alarma ver la estabilidad democrática de su patria amenazada”, dijo Bárcena, secretaria ejecutiva de este organismo de la ONU, en un mensaje a Rousseff.
Un 68% de la población pide la salida de Rousseff, según una reciente encuesta de Datafolha.
Rousseff enfrenta dos procesos paralelos: un juicio de destitución en el Congreso (impeachment) por presunta manipulación de las cuentas públicas, y una investigación en la justicia electoral, por supuesta utilización del dinero del sonado esquema de corrupción en la estatal petrolera Petrobras en la campaña electoral de 2014.
El presidente de la cámara de Senadores, Renan Calheiros, se opuso a aprobar un ‘impeachment’ sin pruebas. Su partido, el PMDB, clave en la coalición parlamentaria, informará la próxima semana si se mantiene como aliado oficialista.
“Un impeachment sin tipificación de crimen en el presidente de la República tiene otro nombre”, dijo Calheiros, sin atreverse a hablar de golpe.
El rol de Calheiros podría ser clave a la hora de agendar el debate, si el ‘impeachment’ escala hasta el Senado.
En tanto, el jefe del PMDB y vicepresidente de Brasil, Michel Temer -quien asumirá el gobierno hasta las elecciones de 2018 si Rousseff cae-, ha desaparecido del espectro político. Aunque el opositor Aécio Neves, vencido por Rousseff en elecciones, comentó que tuvieron un “una conversación republicana” el lunes en Sao Paulo.
“Si el juicio político es aprobado, estaremos listos para ayudar a desarrollar un programa de emergencia” de un gobierno de transición, dijo Neves en Twitter.
La comisión parlamentaria que evalúa el pedido de destitución de Rousseff, realizó el miércoles la tercera de las 15 reuniones que debe mantener antes de pronunciarse al respecto. Acordaron centrar su trabajo exclusivamente en la presunta manipulación de cuentas fiscales, las que, para el abogado general del gobierno, José Eduardo Cardozo, no incriminan a la presidenta y son un mero “pretexto para el impeachment”.
EFE
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