Refugiados |
Con una unidad europea en riesgo ante la llegada de más de un millón de migrantes el año pasado, Turquía — el lugar de donde parte la mayoría de los que llegan a Grecia — es vista como un socio clave para frenar el flujo. La agencia de refugiados de Naciones Unidas tiene reservas sobre los estándares de asilo en Turquía y los grupos de defensa de los derechos humanos están preocupados por la represión de Ankara sobre los medios de comunicación y su sangriento conflicto con los rebeldes curdos.
La Unión Europea, sin embargo, cree que no hay una opción mejor.
"¿Cómo van a ayudar a Grecia sin un acuerdo con Turquía para gestionar el tema? ¿Realmente quieren condenar a Grecia a convertirse en un campo de refugiados para el resto de Europa?", dijo el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, en la víspera de la cumbre de dos días sobre migración que arranca el jueves en Bruselas.
Desestabilizados por el paso de cientos de miles de migrantes, los países de los Balcanes comenzaron a endurecer sus controles fronterizos, con Macedonia, ubicado justo al norte de Grecia, cerrando por completo el acceso. Miles de personas acampan desde entonces en el lado griego de la valla esperando poder seguir su camino hacia Alemania o los países escandinavos.
Según el acuerdo, que el primer ministro turco Ahmet Davutoglu firmará el viernes, Turquía impedirá que los migrantes salgan de su territorio y acogerá a los deportados desde Grecia, "recién llegados" que no puedan optar al asilo.
Por cada migrante irregular que sea devuelto a territorio turco, los países de la UE tomarán a un refugiado sirio de Turquía, hasta un total de 70.000 refugiados que se reubicarán en el bloque en un proceso supervisado por ACNUR, explicaron diplomáticos. "Está será una medida temporal y extraordinaria que es necesaria para poner fin al sufrimiento y restaurar el orden público", apunta un borrador de la declaración conjunta de la UE y Turquía al que tuvo acceso The Associated Press.
A cambio, Bruselas dará a Turquía hasta 6.000 millones de euros (6.600 millones de dólares) para ayudar a los 2,7 millones de refugiados sirios que viven allí, acelerará las conversaciones de ingreso al bloque y facilitará la obtención de visado para ciudadanos turcos.
Grupos de derechos temen que el acuerdo es una cortina de humo para esconder la deportación de migrantes, aunque la UE insiste en que cada persona presentará su caso en una entrevista y tendrá derecho a apelar la decisión. Los cambios efectuados sobre el preacuerdo desde que se hizo público el pasado 7 de marzo "hacen poco para esconder la vergonzosa deportación masiva de refugiados a Turquía", dijo Amnistía Internacional el miércoles.
Dentro del bloque de los 28, algunos están incomodos con algunas partes del acuerdo. Chipre amenaza con el veto si Ankara sigue negándose a reconocer la nación insular. España se opone a las deportaciones masivas.
Hungría ha descartado reubicar a cualquier refugiado procedente de Turquía, alegando que esto solo animará a más gente a viajar a Europa. Austria, Francia y Alemania se oponen a la entrada de Turquía en la UE y París está obligado constitucionalmente a celebrar un referéndum sobre su incorporación. Pero esto podría no ser necesario: En una década de negociones, Ankara cerró solo uno de los 35 capítulos de política que debe completar para unirse al grupo.
Además se teme que el cierre de Turquía y la ruta de los Balcanes provoque la apertura de otras en lugares como Albania y Bulgaria, o que los sirios que ahora viven en Líbano y Jordania acudan a Turquía ante la posibilidad de ser reubicados en Europa. "El catálogo de temas que hay que resolver antes de poder cerrar un acuerdo es largo", dijo el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en la víspera de la cumbre.
EFE
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