En duelo de titanes, en choque de gigantes, los euroasiáticos arrollaron a un Brasil que poco a poco se fue mostrando como un equipo que se quedaba sin argumentos.
Los parciales de 25-23, 25-19 y 25-19, son claros en la superioridad mostrada por los europeos que iniciaron el choque cediendo cinco puntos seguidos ante de la verdeamarelha. Mas el empuje de Muserskiy, Sivozhelez, Pavlov, Spiridonov y compañía fue enorme, y el título, en Mar del Plata se fue tiñendo de rojo hasta caer a sus pies.
El equipo de Bernardinho, que en el choque previo durante la ronda final había exhibido un mejor rendimiento, esta vez no tuvo muchas oportunidades de mostrar su clase. A ratos resistieron, pero nunca llegaron a inquietar a unos rusos que salieron sedientos de victoria; como en busca despejar las incógnitas sobre quién trae en sus hombros el mote de mejor equipo del orbe.
Y es que esta Rusia, aún con Mikhailov sentado en el banquillo y Muserskiy dándose el lujo de no ser el eje de cuanta acción se ejecutase, es mejor. Potente en el servicio, inteligente y letal al ataque, oportuna y precisa en el trabajo en la red y organizada y ecuánime en la defensa de campo. Esta Rusia es una cápsula de maestría, y como si fuera poco, capaz de desdoblarse en más de un conjunto altamente competitivo en el que no falta la armonía y la alegría. Palmas en esto último para Alexey Spiridonov; de excelentes habilidades y enorme capacidad para exteriorizar sus emociones. Por momentos no parecía ruso, y es algo que se agradece. La explosividad, el tener la virtud de ir siempre adelante y saber demostrarlo, son ingredientes que el juego agradece; que el equipo agradece.
Rusia, a fin de cuentas, fue más; mucho más que este Brasil que por esta vez no pudo palear las diferencias. Rusia se llevó lo que desde el principio estuvo cazando. Rusia es el campeón de Liga y, por cierto, que la victoria confirmó el mismo podio de los Juegos Olímpicos de Londres porque Italia se llevó, en cinco sets (21-25, 25-21, 25-20, 21-25, 15-7), el tercer lugar a costa de Bulgaria.
Así, la Liga Mundial dijo a dios a 2013; aciaga para el equipo de nuestra isla que se marchó habiendo sonreído una única vez; por las cosas de la vida, ante Rusia.
Los retos para el venidero torneo son mucho mayores, y ojalá, la justa convocatoria valga para regresar a los planos estelares que, por el voleibol que produce, Cuba merece.
Fuente: cubahora.cu
Los parciales de 25-23, 25-19 y 25-19, son claros en la superioridad mostrada por los europeos que iniciaron el choque cediendo cinco puntos seguidos ante de la verdeamarelha. Mas el empuje de Muserskiy, Sivozhelez, Pavlov, Spiridonov y compañía fue enorme, y el título, en Mar del Plata se fue tiñendo de rojo hasta caer a sus pies.
El equipo de Bernardinho, que en el choque previo durante la ronda final había exhibido un mejor rendimiento, esta vez no tuvo muchas oportunidades de mostrar su clase. A ratos resistieron, pero nunca llegaron a inquietar a unos rusos que salieron sedientos de victoria; como en busca despejar las incógnitas sobre quién trae en sus hombros el mote de mejor equipo del orbe.
Y es que esta Rusia, aún con Mikhailov sentado en el banquillo y Muserskiy dándose el lujo de no ser el eje de cuanta acción se ejecutase, es mejor. Potente en el servicio, inteligente y letal al ataque, oportuna y precisa en el trabajo en la red y organizada y ecuánime en la defensa de campo. Esta Rusia es una cápsula de maestría, y como si fuera poco, capaz de desdoblarse en más de un conjunto altamente competitivo en el que no falta la armonía y la alegría. Palmas en esto último para Alexey Spiridonov; de excelentes habilidades y enorme capacidad para exteriorizar sus emociones. Por momentos no parecía ruso, y es algo que se agradece. La explosividad, el tener la virtud de ir siempre adelante y saber demostrarlo, son ingredientes que el juego agradece; que el equipo agradece.
Rusia, a fin de cuentas, fue más; mucho más que este Brasil que por esta vez no pudo palear las diferencias. Rusia se llevó lo que desde el principio estuvo cazando. Rusia es el campeón de Liga y, por cierto, que la victoria confirmó el mismo podio de los Juegos Olímpicos de Londres porque Italia se llevó, en cinco sets (21-25, 25-21, 25-20, 21-25, 15-7), el tercer lugar a costa de Bulgaria.
Así, la Liga Mundial dijo a dios a 2013; aciaga para el equipo de nuestra isla que se marchó habiendo sonreído una única vez; por las cosas de la vida, ante Rusia.
Los retos para el venidero torneo son mucho mayores, y ojalá, la justa convocatoria valga para regresar a los planos estelares que, por el voleibol que produce, Cuba merece.
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