En el lugar del accidente en la localidad de Angrois, los operarios seguían trabajando a destajo en una mañana fría y gris para recuperar los últimos vagones que aún permanecían en el lugar del siniestro, convertidos en un amasijo de hierros.
Dos enormes grúas sacaron a primera hora dos vagones para ser inspeccionados por la Policía judicial, después de que los efectivos de seguridad retiraran asientos y planchas de madera y metal de su interior. Sobre las vías aún podían verse mantas y efectos personales de los viajeros.
"El dato de 78 muertos está confirmado, lo cierto es que las tareas de rescate continúan todavía, quedan dos vagones por mover y crucemos los dedos para que el número de víctimas no aumente y los heridos que son muchos y están siendo atendidos en hospitales de Galicia mejoren", dijo Alfonso Rueda, vicepresidente de la Junta de Galicia, a la Cadena SER.
Una portavoz del Tribunal Superior de Justicia de Galicia había dicho a Reuters previamente que cuatro de las víctimas habían fallecido en el hospital. El tren Alvia de ocho vagones, que hacía el trayecto Madrid-Ferrol, se salió de las vías a las 20.41 hora local del miércoles por causas desconocidas a unos 10 kilómetros de la capital de la región.
En el interior del tren, que iba a gran velocidad, viajaban 218 pasajeros y 29 miembros de la tripulación de la compañía ferroviaria estatal Renfe. Los primeros indicios apuntan a que la tragedia, que ocurrió la víspera de las celebraciones del día grande de Santiago de Compostela y es la primera en la historia de la alta velocidad española, se debió a un exceso de velocidad.
La capital gallega, destino de peregrinos de todo el mundo que recorren el tradicional Camino de Santiago, suspendió las celebraciones por la festividad de su patrono, incluida la tradicional misa en su catedral de origen románico. "El 24 de julio ya no será la víspera de una jornada de celebración, sino la conmemoración de nuestros días más tristes", dijo el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, en una comparecencia institucional.
Feijóo elogió a los ciudadanos que se lanzaron a las vías del tren para socorrer a los heridos, usando piedras para romper las ventanas de los vagones. El presidente del Gobierno Español, Mariano Rajoy, oriundo de Santiago de Compostela, y la ministra de Fomento, Ana Pastor, visitaron el jueves el lugar del siniestro, y después acudieron a los hospitales donde están ingresados los heridos.
Las principales instituciones del Estado realizaron un minuto de silencio a mediodía, mientras que la Casa Real anuló toda su agenda de actividades para el jueves. Galicia declaró siete días de luto en su comunidad.
Testigos y supervivientes del accidente contaron que escucharon un gran ruido, antes de que varios vagones quedaran agolpados sobre la vía, desde donde se elevó una enorme columna de humo. "Oímos un ruido grandísimo y salimos hacia abajo. Ayudé a sacar heridos y algún cadáver. Me metí en los vagones pero lo que vi es mejor no contarlo", dijo a Reuters el jueves Ricardo Martínez, de 47 años, un panadero que acudió a ayudar tras el siniestro.
"Estuvimos toda la noche aquí trabajando. Vimos mucha masacre, gente, niños (...) Los vecinos respondieron muy bien, fueron los primeros en llegar y sacaron gente como pudieron", sostuvo Francisco Fernández, un voluntario de Protección Civil de 38 años.
¿EXCESO DE VELOCIDAD?
Tanto Renfe como la estatal Adif, que está a cargo de las vías, han abierto una investigación sobre la causa del descarrilamiento, aparte de la pesquisa judicial en marcha. "Se está llevando a cabo la investigación judicial lógicamente y la comisión de investigación de accidentes ferroviarios está trabajando desde el primer momento también en esclarecer qué es lo que ocurrió para que se haya producido esta catástrofe", dijo a Radio 5 la ministra de Fomento, que agregó que la caja negra estaba siendo examinada por los técnicos.
Una fuente oficial apuntó al exceso de velocidad como posible causante del accidente, descartando que fuera debido al trazado cerrado de la curva en la que el tren descarriló. El secretario de Estado de Infraestructuras, Rafael Catalá, y el alcalde de Santiago de Compostela, Ángel Currás, apuntaron en la misma línea. "La tragedia de anoche en Santiago de Compostela parece estar asociada con una infracción de la velocidad, pero tenemos que estar pendientes de la investigación", dijo Catalá en declaraciones a la Cadena SER.
El alcalde de la ciudad confirmó que se trata de una curva difícil en la que es habitual que los trenes reduzcan su velocidad. "Lo que sí parece es que la velocidad del tren posiblemente no era la adecuada", dijo en declaraciones a la SER. El secretario general del sindicato de maquinistas de Renfe, Juan Jesús García Fraile, contó a la emisora que el conductor del tren estaba actualmente sedado y que esperaban hablar con él a lo largo de la mañana. Adif dijo a Reuters que este tipo de líneas tienen requisitos muy altos de seguridad, y que no se ha recortado el presupuesto destinado a su mantenimiento, que hace dos años era de al menos 100 millones anuales y ahora será un poco superior puesto que la red es más amplia. La red española del AVE, con 3.100 kilómetros, es la segunda más extensa del mundo detrás de la china.
MUESTRAS DE SOLIDARIDAD
Mientras, los hospitales y clínicas de la ciudad estaban abrumadas por la cantidad de personas que acudieron a donar sangre y los hoteles dispusieron habitaciones gratuitas para los familiares. Madrid envió personal médico y científicos forenses a la región en vuelos especiales. "Ha sido la imagen positiva de esta grandísima tragedia que ha sufrido Galicia, ver cómo la gente se acercaba a cientos, a miles, al centro de transfusión", dijo Antonio Carcedo, director de los centros de transfusiones de Galicia, en declaraciones a Radio 5. Carcedo agregó que los locales de Santiago de Compostela y La Coruña continuarán abiertos hasta la noche.
El desastre ocurrió mientras España lucha por salir de una prolongada recesión marcada por una campaña de austeridad impulsada por el Gobierno para ordenar sus finanzas. Los bomberos suspendieron una huelga para ayudar a los afectados por el desastre, mientras que los integrantes del personal médico, muchos de ellos con sueldos reducidos debido a recortes al gasto, trabajaron horas extra para atender a los heridos.
El elevado número de fallecidos también sitúa al accidente como uno de los peores de la historia reciente de Europa. En el 2006, 41 personas fallecieron en España cuando un tren subterráneo descarrilló poco antes de entrar a una estación en Valencia.
Fuente: Reuters
Dos enormes grúas sacaron a primera hora dos vagones para ser inspeccionados por la Policía judicial, después de que los efectivos de seguridad retiraran asientos y planchas de madera y metal de su interior. Sobre las vías aún podían verse mantas y efectos personales de los viajeros.
"El dato de 78 muertos está confirmado, lo cierto es que las tareas de rescate continúan todavía, quedan dos vagones por mover y crucemos los dedos para que el número de víctimas no aumente y los heridos que son muchos y están siendo atendidos en hospitales de Galicia mejoren", dijo Alfonso Rueda, vicepresidente de la Junta de Galicia, a la Cadena SER.
Una portavoz del Tribunal Superior de Justicia de Galicia había dicho a Reuters previamente que cuatro de las víctimas habían fallecido en el hospital. El tren Alvia de ocho vagones, que hacía el trayecto Madrid-Ferrol, se salió de las vías a las 20.41 hora local del miércoles por causas desconocidas a unos 10 kilómetros de la capital de la región.
En el interior del tren, que iba a gran velocidad, viajaban 218 pasajeros y 29 miembros de la tripulación de la compañía ferroviaria estatal Renfe. Los primeros indicios apuntan a que la tragedia, que ocurrió la víspera de las celebraciones del día grande de Santiago de Compostela y es la primera en la historia de la alta velocidad española, se debió a un exceso de velocidad.
La capital gallega, destino de peregrinos de todo el mundo que recorren el tradicional Camino de Santiago, suspendió las celebraciones por la festividad de su patrono, incluida la tradicional misa en su catedral de origen románico. "El 24 de julio ya no será la víspera de una jornada de celebración, sino la conmemoración de nuestros días más tristes", dijo el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, en una comparecencia institucional.
Feijóo elogió a los ciudadanos que se lanzaron a las vías del tren para socorrer a los heridos, usando piedras para romper las ventanas de los vagones. El presidente del Gobierno Español, Mariano Rajoy, oriundo de Santiago de Compostela, y la ministra de Fomento, Ana Pastor, visitaron el jueves el lugar del siniestro, y después acudieron a los hospitales donde están ingresados los heridos.
Las principales instituciones del Estado realizaron un minuto de silencio a mediodía, mientras que la Casa Real anuló toda su agenda de actividades para el jueves. Galicia declaró siete días de luto en su comunidad.
Testigos y supervivientes del accidente contaron que escucharon un gran ruido, antes de que varios vagones quedaran agolpados sobre la vía, desde donde se elevó una enorme columna de humo. "Oímos un ruido grandísimo y salimos hacia abajo. Ayudé a sacar heridos y algún cadáver. Me metí en los vagones pero lo que vi es mejor no contarlo", dijo a Reuters el jueves Ricardo Martínez, de 47 años, un panadero que acudió a ayudar tras el siniestro.
"Estuvimos toda la noche aquí trabajando. Vimos mucha masacre, gente, niños (...) Los vecinos respondieron muy bien, fueron los primeros en llegar y sacaron gente como pudieron", sostuvo Francisco Fernández, un voluntario de Protección Civil de 38 años.
¿EXCESO DE VELOCIDAD?
Tanto Renfe como la estatal Adif, que está a cargo de las vías, han abierto una investigación sobre la causa del descarrilamiento, aparte de la pesquisa judicial en marcha. "Se está llevando a cabo la investigación judicial lógicamente y la comisión de investigación de accidentes ferroviarios está trabajando desde el primer momento también en esclarecer qué es lo que ocurrió para que se haya producido esta catástrofe", dijo a Radio 5 la ministra de Fomento, que agregó que la caja negra estaba siendo examinada por los técnicos.
Una fuente oficial apuntó al exceso de velocidad como posible causante del accidente, descartando que fuera debido al trazado cerrado de la curva en la que el tren descarriló. El secretario de Estado de Infraestructuras, Rafael Catalá, y el alcalde de Santiago de Compostela, Ángel Currás, apuntaron en la misma línea. "La tragedia de anoche en Santiago de Compostela parece estar asociada con una infracción de la velocidad, pero tenemos que estar pendientes de la investigación", dijo Catalá en declaraciones a la Cadena SER.
El alcalde de la ciudad confirmó que se trata de una curva difícil en la que es habitual que los trenes reduzcan su velocidad. "Lo que sí parece es que la velocidad del tren posiblemente no era la adecuada", dijo en declaraciones a la SER. El secretario general del sindicato de maquinistas de Renfe, Juan Jesús García Fraile, contó a la emisora que el conductor del tren estaba actualmente sedado y que esperaban hablar con él a lo largo de la mañana. Adif dijo a Reuters que este tipo de líneas tienen requisitos muy altos de seguridad, y que no se ha recortado el presupuesto destinado a su mantenimiento, que hace dos años era de al menos 100 millones anuales y ahora será un poco superior puesto que la red es más amplia. La red española del AVE, con 3.100 kilómetros, es la segunda más extensa del mundo detrás de la china.
MUESTRAS DE SOLIDARIDAD
Mientras, los hospitales y clínicas de la ciudad estaban abrumadas por la cantidad de personas que acudieron a donar sangre y los hoteles dispusieron habitaciones gratuitas para los familiares. Madrid envió personal médico y científicos forenses a la región en vuelos especiales. "Ha sido la imagen positiva de esta grandísima tragedia que ha sufrido Galicia, ver cómo la gente se acercaba a cientos, a miles, al centro de transfusión", dijo Antonio Carcedo, director de los centros de transfusiones de Galicia, en declaraciones a Radio 5. Carcedo agregó que los locales de Santiago de Compostela y La Coruña continuarán abiertos hasta la noche.
El desastre ocurrió mientras España lucha por salir de una prolongada recesión marcada por una campaña de austeridad impulsada por el Gobierno para ordenar sus finanzas. Los bomberos suspendieron una huelga para ayudar a los afectados por el desastre, mientras que los integrantes del personal médico, muchos de ellos con sueldos reducidos debido a recortes al gasto, trabajaron horas extra para atender a los heridos.
El elevado número de fallecidos también sitúa al accidente como uno de los peores de la historia reciente de Europa. En el 2006, 41 personas fallecieron en España cuando un tren subterráneo descarrilló poco antes de entrar a una estación en Valencia.
Fuente: Reuters
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