Estas acciones podrían considerarse un “pecado capital” para la comunidad científica, escribe la autora del artículo, Adriana Bazzi, citado por Russia Today. En el centro del escándalo está la compañía británica GlaxoSmithKline (GSK), sospechosa de probar distintas medicinas (en particular para la esclerosis múltiple) con voluntarios chinos incluso antes de probarlas con animales.
En otras ocasiones, los experimentos iban más allá y los pacientes recibían medicinas antes de que concluyeran los estudios clínicos, aunque no se les pidiera permiso para realizar estas pruebas.
La compañía GSK está implicada también en un escándalo de corrupción en China. La semana pasada varios de sus empleados fueron acusados de sobornar a médicos chinos con dinero y favores sexuales para que dieran preferencia a sus fármacos ante otros. Sin embargo, en la sede de la compañía en Londres aseguran que no sabían nada sobre este tipo de actividades.
China y otros países asiáticos y de Europa oriental representan un gran interés para grandes multinacionales farmacéuticas, ya que tienen un mercado enorme con numerosos pacientes, según Adriana Bazzi. Además, prefieren construir nuevos centros de investigación para estudios clínicos allí porque la realización de proyectos resulta más barata. A menudos, la vida de las personas se pone en riesgo sin que ellas lo sepan.
Lamentablemente, eso ocurre hoy en día, casi 50 años después de la adopción de la Declaración de Helsinki que establece los principios éticos que deben guiar a la comunidad médica en la experimentación con seres humanos.
Fuente: ultimasnoticias.com.ve/
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