Al menos cuatro de las muertes se registraron frente a la sede de la Guardia Republicana, donde los islamistas creen que está retenido Mursi, según la Fiscalía general, que ha designado a un forense para investigar el suceso.
Mientras, la calma volvió hoy en los alrededores de la plaza Tahrir, donde ayer hubo disturbios que llevaron a las Fuerzas Armadas a desplegar los tanques.
En un comunicado difundido en las últimas horas, los Hermanos Musulmanes llamaron a seguir protestando en Egipto para reclamar la restitución de Mursi.
Los islamistas permanecen en la plaza de Rabea al Adauiya, en el este de El Cairo, para reivindicar la vuelta al orden constitucional y la cancelación de todas las decisiones tomadas tras el golpe de Estado perpetrado el miércoles pasado, 3 de julio, por el Ejército.
Asimismo, exigen la restauración de la Constitución, suspendida temporalmente por las Fuerzas Armadas, y el inicio de un diálogo para reformarla por consenso.
El nuevo presidente interino de Egipto, Adli Mansur, juró el jueves pasado su cargo y ayer emitió su primera declaración constitucional para disolver la Cámara alta del Parlamento, dominada por los islamistas, de acuerdo al poder que se le ha otorgado.
Los Hermanos Musulmanes también pidieron que se castigue a los efectivos de las fuerzas del orden responsables del "asesinato de manifestantes, el arresto de líderes políticos y el cierre de canales de televisión por satélite".
Entre los últimos dirigentes de los Hermanos Musulmanes arrestados en los últimos días, destaca su "número dos", Jairat al Shater, que ayer fue detenido por supuestamente haber incitado al asesinato de manifestantes.
Por su parte, el Frente del 30 de Junio, que agrupa a los grupos opositores a Mursi que instigaron las protestas en su contra hace una semana, insistió en la necesidad de seguir defendiendo en las calles hasta mañana la "independencia nacional".
De esa forma, quiere "proteger los logros de la revolución de cualquier intento de perjudicarla desde dentro o fuera" del país, en alusión a la reacción de los Hermanos y parte de la comunidad internacional que ha condenado el golpe de Estado.
El Ejército egipcio depuso a Mursi con el respaldo de líderes religiosos y políticos, y arropado en las calles por los manifestantes que de forma masiva reclamaron la salida del poder de un presidente elegido democráticamente en junio de 2012.
Fuente: EFE
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