Según han informado los medios italianos, la menor sufrió abusos hasta el pasado febrero, cuando grabó el comportamiento de Michele Mottola, párroco de Ducenta, y su familia llevó la grabación a la diócesis de la que dependía su iglesia, la de Aversa.
Esta diócesis decidió suspender a Mottola en mayo y transmitió los hechos a la fiscalía, además de iniciar un proceso canónico contra él, que todavía sigue su curso.
El cura había llegado a la parroquia de Ducenta en 2017, y se había ganado en poco tiempo la confianza de la familia de la menor, acudiendo a su casa y haciéndole regalos, según la versión que su madre dio al programa de televisión La Iene.
La pequeña decidió contar los abusos a dos adultos de la parroquia, pero estos no la creyeron, lo que motivó que se decidiera a grabar sus encuentros con Mottola, siempre según la investigación de este programa.
“Es solo un juego, no hacemos nada malo”, se escucha decir al cura a la niña en la grabación, después de que ella le pidiera parar: “déjame en paz, no debes tocarme”.
El caso se hizo mediático después de que el pasado 3 de noviembre ese programa televisivo sacara las grabaciones a la luz y entrevistara a la madre de la pequeña.
Además del video, entre el material acusatorio que se recopiló en la causa en contra del religioso se encuentran testimonios de fieles de la iglesia, y el testimonio de una catequista del templo que fue la primera en escuchar los testimonios de la niña.
También hay mensajes que el cura escribía a la menor, entre ellos, uno en el que le decía a la víctima: “No tenés que contar todo, porque la gente va a pensar mal de nosotros”. En su diario personal, además, la menor se preguntaba si lo que estaba sucediendo entre ella y Mottola sería “sexo”.
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