Hasta ahora, las manifestaciones se producían generalmente por la noche o en fin de semana, lo que afectaba menos a la vida de los hongkoneses.
Ahora, tras 24 semanas de movilización, los manifestantes han decidido pasar a una nueva fase, llamada “eclosión generalizada”, que puede colocar al territorio, según expresión de la policía, “al borde del colapso”.
Los grupos de manifestantes en Hong Kong se citan usando las redes sociales y toman como objetivo diversos barrios de la ciudad para perturbar al máximo su funcionamiento diario y poner a prueba a las fuerzas policiales.
Este miércoles, por tercera jornada consecutiva, la mayoría de las líneas de metro —que transporta a diario a más de la mitad de los 7,5 millones de habitantes del territorio— estaban cerradas después varios actos de vandalismo.
Varios centros comerciales y escuelas permanecieron cerrados. Numerosas rotondas estaban repletas de adoquines, piedras, bicicletas destrozadas y todo tipo de restos, abandonados ahí para perturbar la circulación.
Hong Kong, excolonia británica devuelta a China en 1997, es una región semiautónoma dirigida bajo el principio de “un país, dos sistemas” hasta 2047, en virtud del cual goza de libertades que no existen en el resto de China.
Pero los manifestantes prodemocracia acusan a Pekín de incumplir sus promesas aumentando su control político en el territorio y piden elecciones libres para designar a sus autoridades locales.
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