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Tres detenidos en Reino Unido por el escándalo de la carne de caballo

Tres hombres fueron detenidos este jueves en el Reino Unido como sospechosos de fraude en relación con el escándalo de la carne de caballo comercializada como carne vacuna, anunció la policía.

Las detenciones se llevaron a cabo en el matadero y en la planta procesadora donde los inspectores de la Agencia de Seguridad Alimentaria (FSA) británica llevaron a cabo registros el pasado martes, precisó la policía de Dyfed-Powys (norte de Gales) en un comunicado.



En unas operaciones simultáneas llevadas a cabo por la policía y la FSA, dos hombres de 64 y 42 años de edad fueron arrestados en la planta procesadora Farmbox Meats cerca de la ciudad galesa de Aberystywth, y otro de 63 años en el matadero Peter Boddy de Todmorden, en West Yorkshire (norte de Inglaterra).
"La policía puede confirmar que las tres personas han sido arrestadas como sospechosos bajo la Ley de Fraude y están retenidas en la comisaría de Aberystwyth donde serán interrogadas", señala el comunicado.

Las autoridades británicas registraron el martes estas dos plantas cárnicas, en las que requisaron toda la carne y se incautaron de documentos y listas de clientes. La policía dijo entonces que creía que el matadero inglés suministraba carcasas de caballo a la planta procesadora galesa, que la utilizaba en kebabs y hamburguesas presentadas como vacunas.

Las detenciones se producen también horas después de que las autoridades británicas anunciaran que detectaron un antiinflamatorio utilizado en caballos potencialmente dañino para la salud humana, la fenilbutazona, en ocho carcasas de caballo, seis de las cuales fueron enviadas a Francia y pueden haber entrado en la cadena alimentaria.
La agencia de seguridad alimentaria (FSA) analizó 206 carcasas de caballo en mataderos británicos desde el 30 de enero, en ocho de las cuales halló rastros de fenilbutazona.

"Seis fueron enviadas a Francia y pueden haber entrado en la cadena alimenticia", declaró la FSA, duplicando la cifra anunciada previamente en el Parlamento por el secretario de Estado de Agricultura, David Heath. Las dos carcasas restantes no salieron del matadero y fueron destruidas conforme a la legislación europea, precisó en un comunicado.
Heath explicó, por su parte, a los diputados que la FSA estaba trabajando con las autoridades francesas para tratar de seguir la pista de la carne de caballo.

La fenilbutazona, un medicamente comúnmente utilizado en equinos pero con un uso limitado en humanos debido a posibles efectos adversos para la salud, está prohibido en la cadena alimentaria por la Unión Europea (UE).
Sin embargo, el ministerio de Sanidad británico minimizó los riesgos para los humanos de este medicamento, que se receta también a adultos con formas severas de artritis o ataques agudos de gota, estimando que los efectos secundarios severos eran "raros". "A los niveles de fenilbutazona que se han encontrado, una persona tendría que comer entre 500 y 600 hamburguesas diarias elaboradas con un 100% de carne de caballo para acercarse al consumo de una dosis humana", declaró la máxima responsable de cuestiones médicas en el ministerio, Sally Davies. Esta precisó, además, que es una sustancia que el cuerpo humano elimina rápidamente.

En su comparecencia ante el Parlamento, el secretario de Estado de Agricultura aseguró, por otra parte, que no se encontró el medicamento en productos comercializados por el grupo Findus, en cuyos platos preparados supuestamente con carne de vacuno se detectó hasta un 100% de carne de caballo.

El aspecto sanitario dio una nueva dimensión al escándalo que obligó a retirar en los últimos días de la venta en un número creciente de países europeos millones de hamburguesas, lasañas y otros platos preparados.

La crisis llegó también a Alemania, donde se informó por primera vez del hallazgo de carne de caballo en un lote de lasañas congeladas vendidas por una importante cadena de supermercado que fueron retiradas de la venta. El grupo Real, que tiene más de 300 tiendas, reconoció en un comunicado que los análisis que encargó de un lote de lasañas baratas de su marca blanca 'Tip' revelaron el miércoles la presencia de carne equina en lugar de carne vacuna, pero descartó cualquier riesgo para la salud de los consumidores".

Otras grandes cadenas de alimentación alemanas, como el gigante Edeka, están analizando sus productos.
La UE recomendó en la noche del miércoles a sus miembros llevar a cabo pruebas de ADN en los platos preparados con carne y se comprometió a encontrar al responsable de lo que el comisario europeo de Salud y Consumo calificó de "fraude" de etiquetado, y no de problema de salud pública.

Además de las pruebas de ADN, los Estados también deberán llevar a cabo análisis para detectar eventuales trazas de fenilbutazona.
El escándalo, que comenzó en enero en el Reino Unido, donde la carne equina es culturalmente considerada tabú, se internacionalizó la semana pasada con el descubrimiento en Inglaterra de lasañas de la marca sueca Findus fabricadas por la empresa francesa Comigel con carne supuestamente rumana que transitó por Holanda y Chipre antes de llegar a un proveedor galo.

La compañía agroalimentaria francesa Spanghero, proveedora de carne para los congelados de Findus, ya no tiene la autorización sanitaria para tratar carne, anunció este jueves el gobierno francés, que le acusó de "engaño económico" en el caso de la carne de caballo.
Además se enviarán veterinarios a los locales de esta empresa, situada en el suroeste de Francia. Según los resultados que obtengan, el gobierno decidirá retirar definitivamente la autorización o no hacerlo, precisó a la prensa Stéphane Le Foll, ministro francés de Agricultura.

Por su parte, Benoît Hamon, ministro de Consumo, declaró que Spanghero es culpable de un "engaño económico", será perseguida y prometió "sanear la cadena". Esta sociedad "sabía que revendía carne equina como carne de vacuno que le había llegado con la etiqueta aduanera correspondiente", afirmó Hamon.

En cuanto a la empresa Comigel, el grupo francés que fabricó las lasañas con carne de caballo origen del escándalo, el ministro de Consumo reconoció que fue engañada. "Para Comigel se trataba de carne de vacuno", indicó.

Sin embargo, a sus ojos, esta empresa francesa es culpable de "dos negligencias al omitir controles que debería haber realizado en su fábrica luxemburguesa". "Por un lado, la etiqueta no se adecuaba a la legislación francesa", ya que solo precisaba "carne origen UE" y debería haber indicado el lugar geográfico exacto de la cría y matanza. "Por otro lado, durante la descongelación, debería haberse dado cuenta de que la carne no era del mismo color que la de vaca", prosiguió.

Según el ministro, "este tráfico se producía desde hace varios meses" y afectó a más de 750 toneladas, entre ellas 550 entregadas a Comigel a través de la empresa Tavola, una empresa subcontratada que fabrica los platos preparados y está situada en Luxemburgo.

Fuente Yahoo España

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