Localizar y predecir la colisión de un meteorito como el que cayó el pasado viernes en Rusia es uno de los grandes retos que tienen ante sí los astrónomos porque en la práctica, según expertos, equivale a algo parecido a descubrir una aguja en un pajar.
Según la agencia espacial estadounidense (NASA) miles de meteoritos entran a diario en la atmósfera terrestre, y en una vasta mayoría de ellos caen en los océanos o en zonas deshabitadas
Cuando eso ocurre de día, la luz ayuda a enmascararlos e incluso cuando caen de noche mucha gente no los ve.
En el caso del que se precipitó hace cuatro días sobre la región de los Urales, en Rusia, los cálculos iniciales de tamaño y peso fueron erróneos y luego la NASA precisó que era más grande (17 metros) y que pesaba más (10 mil toneladas).
Aunque el programa de objetos cercanos a la Tierra de la NASA sigue actualmente la trayectoria a uno 10 mil cuerpos celestes en el infinito, existen otros mucho más pequeños que sencillamente no son lo suficientemente grandes para poder vigilar su trayectoria.
El director del Instituto de Materiales Extremos de la Universidad Johns Hopkins, en Maryland, K.T. Ramesh, dijo a la cadena Fox que si se piensa en objetos celestes del tamaño del que cayó en Rusia “probablemente haya en el espacio unos 100 millones”.
De esos probablemente unos 100 mil tengan probabilidad de interceptar nuestro planeta, y su tamaño, sean de 10 o 10 mil toneladas de peso, hace imposible que pueda seguírseles su trayectoria con los actuales medios tecnológicos disponibles, indicó.
Según Ramesh, en general los astrónomos “pueden observar bien cuerpos que tengan un kilómetro o más de diámetro”, pero tienen dificultades para ver los que no alcancen más de 100 metros.
“El gran problema es saber dónde están, una vez que uno sabe adónde mirar puede encontrar incluso los objetos más pequeños”, precisó.
El astrónomo de la Universidad de Michigan Edwin Bergin explicó a Fox que sin sensores directamente apuntados al meteorito que cayó en Rusia la información inicial que se tenía era muy escasa.
Fuente: Voz de America
Según la agencia espacial estadounidense (NASA) miles de meteoritos entran a diario en la atmósfera terrestre, y en una vasta mayoría de ellos caen en los océanos o en zonas deshabitadas
Cuando eso ocurre de día, la luz ayuda a enmascararlos e incluso cuando caen de noche mucha gente no los ve.
En el caso del que se precipitó hace cuatro días sobre la región de los Urales, en Rusia, los cálculos iniciales de tamaño y peso fueron erróneos y luego la NASA precisó que era más grande (17 metros) y que pesaba más (10 mil toneladas).
Aunque el programa de objetos cercanos a la Tierra de la NASA sigue actualmente la trayectoria a uno 10 mil cuerpos celestes en el infinito, existen otros mucho más pequeños que sencillamente no son lo suficientemente grandes para poder vigilar su trayectoria.
El director del Instituto de Materiales Extremos de la Universidad Johns Hopkins, en Maryland, K.T. Ramesh, dijo a la cadena Fox que si se piensa en objetos celestes del tamaño del que cayó en Rusia “probablemente haya en el espacio unos 100 millones”.
De esos probablemente unos 100 mil tengan probabilidad de interceptar nuestro planeta, y su tamaño, sean de 10 o 10 mil toneladas de peso, hace imposible que pueda seguírseles su trayectoria con los actuales medios tecnológicos disponibles, indicó.
Según Ramesh, en general los astrónomos “pueden observar bien cuerpos que tengan un kilómetro o más de diámetro”, pero tienen dificultades para ver los que no alcancen más de 100 metros.
“El gran problema es saber dónde están, una vez que uno sabe adónde mirar puede encontrar incluso los objetos más pequeños”, precisó.
El astrónomo de la Universidad de Michigan Edwin Bergin explicó a Fox que sin sensores directamente apuntados al meteorito que cayó en Rusia la información inicial que se tenía era muy escasa.
Fuente: Voz de America
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