Personas con problemas al corazón en ocasiones son consumidores regulares de aspirina para prevenir un ataque cardiaco.
Sin embargo, un reciente estudio de la Universidad de Sydney (Australia) analizó las consecuencias del uso regular de aspirina (una o más veces por semana en el último año), advirtiendo una relación entre su consumo habitual y un mayor riesgo de generar una degeneración macular neovascular relacionada con la edad (DMAE), una de las principales causas de la ceguera.
La investigación analizó datos que incluían cuatro exámenes a 2.389 participantes, de los cuales 257 eran consumidores regulares del medicamento.
Tras 15 años se seguimiento, los resultados arrojaron que el 24% desarrolló DMAE y quienes eran usuarios regulares presentaron la enfermedad en un 2% en cinco años, 7% a los 10 años y el 9% en 15 años.
Sin embargo, en aquellas personas que no se consumía de manera habitual el medicamento el riesgo disminuyó. En estos casos, el 0,8% desarrolló DMAE en cinco años, un 2% a los 10 años, y el 4% en 15 años,
"El uso habitual de aspirina se asoció significativamente con un aumento en la incidencia de DMAE neovascular", aseguran los autores de la investigación, según informa la cadena BBC.
Este no es el único estudio en esta materia, ya que a finales del 2012 un trabajo publicado también en la revista JAMA aseguró, luego de analizar 5 mil casos, que tomar aspirina durante al menos 10 años aumentaba el riesgo de desarrollar degeneración macular asociada a la edad.
"La DMAE es una patología potencialmente cegadora para la que la prevalencia y la incidencia está aumentando con el aumento de la supervivencia de la población y el uso regular de la aspirina cada vez más generalizado de personas en el rango de edad de mayor riesgo para esta enfermedad", explicaron los investigadores del primer estudio.
A pesar de los resultados, los investigadores advierten que es necesario más estudios y analizar caso a caso, ya que la evidencia obtenida aún no es suficientemente completa para ser una directriz clínica.
Es "compleja y debe ser individualizada, puesto que actualmente no hay pruebas suficientes para recomendar cambios en la práctica clínica, excepto quizás en pacientes con factores de riesgo importantes para la DMAE neovascular", señalan los autores del estudio.
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