Cuando se cumplen dos meses de la muerte del presidente Hugo Chávez, su sucesor, Nicolás Maduro, sigue imitándolo. En 2006, Chávez buscaba una metáfora en los infiernos para calificar a George W. Bush: «El diablo está en casa. Ayer el diablo vino aquí.
En este lugar huele a azufre», decía en referencia a la participación del presidente de EE UU en la Asamblea General de Naciones Unidas. Ayer, su pupilo también describía a su homólogo estadounidense, Barack Obama, como el «jefe mayor de los diablos». «Estamos defendiendo las instituciones, la paz, la democracia, al pueblo de Venezuela (...), podemos sentarnos con quien sea, hasta con el jefe mayor de los diablos: Obama», dijo Maduro en un acto público en el Cuartel de la Montaña, donde se hallan los restos del fallecido Hugo Chávez.
En una entrevista en la cadena Univisión difundida este sábado tras concluir su gira por México y Costa Rica, Obama evitó reconocer la victoria de Maduro por una diferencia de un 1,49% de los votos el pasado 14 de abril y manifestó su preocupación por la crisis política en este país suramericano. «Nuestra visión ha sido que el pueblo venezolano debe elegir a sus líderes en elecciones legítimas», dijo Obama, en su espaldarazo a la oposición venezolana. Nuestro único interés en este punto es asegurarnos de que los venezolanos son capaces de escoger su propio destino lejos de las prácticas de las que todo el hemisferio se ha distanciado de forma general», añadió el presidente.
«Es el propio Obama, como títere de ese poder imperial, quien está detrás del financiamiento en dólares de esta derecha que quiere destruir a la democracia venezolana», afirmó Maduro, al referirse al supuesto apoyo de Estados Unidos que recibiría el candidato opositor, Henrique Capriles, quien demanda la nulidad de la elección presidencial.
Maduro sostuvo que episodios de violencia como la trifulca que el pasado martes escenificaron legisladores oficialistas y opositores fueron «planificados» antes de la gira que entre el jueves y el sábado realizó Obama por México y Costa Rica.
Tampoco cambiará Maduro su generosa política petrolera con los países amigos. Ayer, el presidente venezolano inauguró la VII Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de Petrocaribe dando garantías a sus diecisiete socios de que su Gabinete mantendrá la venta de crudo en condiciones ventajosas. Uno de los países que mayores ventajas obtiene de esta política energética es Cuba, a donde diariamente llegan 100.000 barriles procedentes de Venezuela.
Fuente: La razon social
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