Pequeños grupos de mujeres cubiertas con floridas pañoletas de seda se protegían ayer en la mañana de la lluvia bajo los árboles del cementerio mientras observaban como los hombres tiraban tierra sobre la tumba de uno de los 46 fallecidos en la violenta explosión que sucedió en la fronteriza población de Reyhanli, en el sur de Turquía. Este hombre, que según los asistentes era padre de tres hijos, se encontraba en el centro de la ciudad el sábado antes de las dos de la tarde, hora en la que estalló uno de los carro bomba que masacraron a 46 personas y tienen a un centenar en en el hospital.
En la ciudad, mientras tanto, los equipos de limpieza trataban de recoger los escombros que habían quedado como resultado de las poderosas explosionesque no sólo dejaron rastros a decenas de calles de distancia sino que podrían marcar otro punto de quiebre en la guerra civil siria, que cada día amenaza más con extenderse a los países vecinos, entre ellos Turquía.
“Este incidente fue llevado a cabo por una organización que tiene un contacto cercano con grupos que apoyan el régimen sirio, y lo voy a decir claramente: con la inteligencia Siria”, aseguró a la televisión turca el ministro de interior Muammer Guler que al mismo tiempo aseguró que habían capturado a nueve individuos, todos de ellos de nacionalidad turca. En incluso se ha mencionado que los coches fueron preparados dentro de territorio turco.
Por su parte en Damasco, el ministro del interior negaba que su gobierno estuviera detrás de estos ataques. “Nuestro valores no nos lo permitirían”, aseguró Omran Al-Zoubi que añadió que nadie tenía derecho a hacer falsas acusaciones. Incluso atacó personalmente al primer ministro turco, Tariq Erdogan, a quien acusó de ser el responsable.
Pero todas estas palabras ya parecen no tener eco. Tanto Siria como Turquía vienen acusándose uno a otro desde que comenzara la revolución en ese país desde 2011. Mientras los turcos han criticado constantemente el proceder del régimen de Bashar Al Assad, Damasco ha señalado de Turquía de dar apoyo a los “terroristas” y de abrir sus fronteras para que desde allí se pasen armas y combatientes.
El último cruce de declaraciones había llegado la semana anterior cuando el gobierno turco dijo que después de investigaciones habría llegado a la conclusión que el régimen de Bashar Al Assad era el responsable del uso de armas químicas.
Pero al tiempo que ambos gobiernos se señalan entre ellos la realidad es que los que sufrirán las consecuencias son los habitantes de la región. Y es que hasta el pasado sábado Turquía se había convertido en un refugio seguro para los sirios que querían huir de la violencia, el caos y la pobreza. Según la oficina para los refugiados de las ONU en Turquía hay 326.000 refugiados registrados, gran parte de ellos en campos de refugiados ubicados a lo largo de los 910 kilómetros de frontera.
Otros decenas de miles viven en las poblaciones de alrededor como Reyhanli, donde está uno de los principales pasos fronterizos. Sin embargo, organizaciones humanitarias creen que el número de sirios que han buscado refugio en Turquía es mucho mayor. Esto complica aún más la situación. Y es que según contaba ayer un abogados Sirio radicado en Reyhanli, momentos después de las explosiones varios grupos de ciudadanos salieron a la calle a atacar a los refugiados sirios.
En estas ciudades del sur de Turquía, especialmente en la provincia de Antaquía donde viven una gran número de alauitas –secta a la que perteneces Al Assad-, hay un gran número de personas que creen que la presencia de los sirios ha afectado su calidad de vida y su seguridad.
Fuente: eltiempo.com
En la ciudad, mientras tanto, los equipos de limpieza trataban de recoger los escombros que habían quedado como resultado de las poderosas explosionesque no sólo dejaron rastros a decenas de calles de distancia sino que podrían marcar otro punto de quiebre en la guerra civil siria, que cada día amenaza más con extenderse a los países vecinos, entre ellos Turquía.
“Este incidente fue llevado a cabo por una organización que tiene un contacto cercano con grupos que apoyan el régimen sirio, y lo voy a decir claramente: con la inteligencia Siria”, aseguró a la televisión turca el ministro de interior Muammer Guler que al mismo tiempo aseguró que habían capturado a nueve individuos, todos de ellos de nacionalidad turca. En incluso se ha mencionado que los coches fueron preparados dentro de territorio turco.
Por su parte en Damasco, el ministro del interior negaba que su gobierno estuviera detrás de estos ataques. “Nuestro valores no nos lo permitirían”, aseguró Omran Al-Zoubi que añadió que nadie tenía derecho a hacer falsas acusaciones. Incluso atacó personalmente al primer ministro turco, Tariq Erdogan, a quien acusó de ser el responsable.
Pero todas estas palabras ya parecen no tener eco. Tanto Siria como Turquía vienen acusándose uno a otro desde que comenzara la revolución en ese país desde 2011. Mientras los turcos han criticado constantemente el proceder del régimen de Bashar Al Assad, Damasco ha señalado de Turquía de dar apoyo a los “terroristas” y de abrir sus fronteras para que desde allí se pasen armas y combatientes.
El último cruce de declaraciones había llegado la semana anterior cuando el gobierno turco dijo que después de investigaciones habría llegado a la conclusión que el régimen de Bashar Al Assad era el responsable del uso de armas químicas.
Pero al tiempo que ambos gobiernos se señalan entre ellos la realidad es que los que sufrirán las consecuencias son los habitantes de la región. Y es que hasta el pasado sábado Turquía se había convertido en un refugio seguro para los sirios que querían huir de la violencia, el caos y la pobreza. Según la oficina para los refugiados de las ONU en Turquía hay 326.000 refugiados registrados, gran parte de ellos en campos de refugiados ubicados a lo largo de los 910 kilómetros de frontera.
Otros decenas de miles viven en las poblaciones de alrededor como Reyhanli, donde está uno de los principales pasos fronterizos. Sin embargo, organizaciones humanitarias creen que el número de sirios que han buscado refugio en Turquía es mucho mayor. Esto complica aún más la situación. Y es que según contaba ayer un abogados Sirio radicado en Reyhanli, momentos después de las explosiones varios grupos de ciudadanos salieron a la calle a atacar a los refugiados sirios.
En estas ciudades del sur de Turquía, especialmente en la provincia de Antaquía donde viven una gran número de alauitas –secta a la que perteneces Al Assad-, hay un gran número de personas que creen que la presencia de los sirios ha afectado su calidad de vida y su seguridad.
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