Asimismo, el Departamento de Estado señaló en un comunicado que "autoriza la salida de un número limitado de empleados no esenciales y sus familiares, a causa de los conflictos políticos y sociales" que podrían producirse.
Un año después de la asunción de Mursi, primer presidente islamista y civil de Egipto, las manifestaciones de los opositores son prueba de las divisiones crecientes en el país, lo que hacen temer una propagación de la violencia.
Los Hermanos Musulmanes, de los que forma parte Mursi, advirtieron a la oposición que no permitirán un "golpe de Estado" contra el presidente, en víspera de una protesta masiva prevista el domingo para reclamar elecciones presidenciales anticipadas.
A pesar del despliegue policial y militar para proteger las instalaciones vitales, se produjeron violentos choques entre seguidores y adversarios de Mursi en Alejandría, la segundad ciudad del país, donde murieron un egipcio y un estadounidense, según medios de comunicación oficiales y fuentes médicas.
Según el jefe de seguridad de Alejandría (norte), Amine Ezzedine, el joven estadounidense "sacaba fotos" cuando murió en medio de los altercados.
"Podemos confirmar que un ciudadano estadounidense murió en Alejandría, Egipto", dijo el portavoz del Departamento de Estado, Patrick Ventrell, en un comunicado.
Por su parte, la Universidad Kenyon de Ohio anunció que los funcionarios de la embajada de Estados Unidos identificaron a la víctima como un estudiante de esta universidad, Andrew Pochter, de 21 años, de Maryland.
Pochter trabajaba como pasante en AMIDEAST, una organización estadounidense sin fines de lucro, agregó en un comunicado.
Otra persona murió también durante el enfrentamiento en Alejandría.
Por otro lado, en la ciudad de Port-Said, en el canal de Suez, un periodista egipcio murió y varias personas más sufrieron heridas cuando unos desconocidos arrojaron un pequeño artefacto explosivo contra manifestantes anti-Mursi, indicó un responsable de los servicios de seguridad y varios testigos.
La televisión mostró imágenes de los manifestantes lanzando piedras en el barrio de Sidi Gaber de Alejandría, donde fue quemada una sede del Partido de la Libertad (PLJ), la organización política de los Hermanos Musulmanes, el movimiento del presidente.
Otra sede del partido en Aga, en el delta del Nilo, corrió la misma suerte.
También hubo enfrentamientos en las provincias de Daqahliya y Beheira, con al menos 130 heridos en todo Egipto, según responsables de seguridad.
En El Cairo, decenas de miles de simpatizantes de partidos islamistas se congregaron en las inmediaciones de la mezquita Rabaa Al Adauiya de Nasr Ciry, un suburbio de la capital, para expresar su apoyo a Mursi y su rechazo a que abandone la presidencia sólo un año después de llegar a ella, como pide la oposición.
"No vamos a permitir un golpe de Estado contra el presidente", dijo Mohamed Al Beltagui, un dirigente de los Hermanos Musulmanes ante miles de seguidores.
El eslogan de la manifestación es "la legitimidad [de la elección de Mursi] es la línea roja", en referencia a la insistencia del presidente en afirmar que ganó en unas elecciones libres y limpias y que cuenta por lo tanto con un mandato popular.
Por su parte, miles de opositores se manifestaron con banderas egipcias gritando "¡Vete!" en la emblemática plaza Tahrir de El Cairo, que se convirtió en el epicentro de las manifestaciones de 2011 que desembocaron en la renuncia de Hosni Mubarak, tras tres décadas en el poder.
Estas manifestaciones sacan de nuevo a la luz la tensión que suscita en el país la figura del presidente islamista.
Sus partidarios dicen que está limpiando las instituciones tras décadas de corrupción, pero sus detractores lo acusan de concentrar el poder en manos de su movimiento, los Hermanos Musulmanes, y de haber desviado la revolución de 2011.
La oposición convocó para el domingo una gran manifestación para pedir su dimisión, coincidiendo con el primer aniversario de su elección.
Muchos comerciantes anunciaron que no abrirán ese día, el primero de la semana en Egipto, por temor a la violencia, mientras que los habitantes de El Cairo empezaron el viernes a hacer largas colas para sacar dinero y comprar provisiones.
El ministro egipcio de Defensa ya advirtió la semana pasada de que el ejército intervendrá en caso de disturbios.
Por su parte, el movimiento Tamarod ('rebelión' en árabe), afirma haber reunido 15 millones de firmas para pedir una elección presidencial anticipada.
Washington pidió a todas las partes que mantengan la calma. "Pedimos a todas las partes que se abstengan de cometer actos violentos y expresen sus opiniones de forma pacífica", exhortó el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Patrick Ventrell.
El miércoles, en un discurro en la televisión Mursi advirtió de que las divisiones amenazan con "paralizar" el país. "Egipto se enfrenta a numerosos desafíos. La polarización alcanzó un nivel que podría amenazar nuestra experiencia democrática y paralizar la nación", dijo.
Amnistía Internacional pidió moderación a las autoridades egipcias "dados sus antecedentes en materia de intervención policial".
Tras la caída de Mubarak en febrero de 2011, el ejército tomó las riendas del país hasta la toma de posesión de Mursi, el 30 de junio de 2012.
Fuente: Unnivision
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