Varios de los familiares de este acróbata de 34 años han muerto durante las arriesgadas hazañas de su oficio, entre ellos su bisabuelo al caer de una cuerda floja.
Pero esto no fue excusa para que Wallenda no aceptara el reto de atravesar el pasado domingo el Gran Cañón, y que fue visto por más de 13 millones de personas en todo el mundo a través del canal Discovery. El aventurero rompió su octavo récord mundial al caminar sobre una cuerda de acero de solo 5 centímetros de diámetro y de 426 metros de longitud, en solo 23 minutos. El cable se extendía a lo largo de la garganta del río Little Colorado, en el parque nacional indígena Navajo en Arizona.
Durante el recorrido relató que los vientos -de cerca de 70 km por hora- eran "mucho peor de lo que esperaba" y que sus brazos estaban cansados de sostener la barra de balanceo.
En un estresante momento a medio camino, Wallenda pareció perder el equilibrio y se acuclilló para recuperarse. Agradeciendo a Dios, reemprendió la caminata desafiando el viento y la altura.
"Fue muy estresante (...). Esto está en mi sangre y es un gran don. Gracias Señor, ¡cuánto te amo! Y gracias canal Discovery por creer en mí", dijo al cumplir su reto. El acróbata comenzó a planear el desafío hace cuatro años. Empezó su entrenamiento en Florida caminando a lo largo de una cuerda de 300 metros de largo y rodeado de máquinas de viento que simulaban ráfagas de hasta 80 km por hora.
Wallenda afirmó en diálogo con AFP que además de confiar en su habilidad, "uno tiene que ser particularmente cuidadoso en el aspecto mental" para cumplir el objetivo y confesó que se "preparó para lo peor".
El año pasado cumplió un reto semejante en las cataratas del Niágara, pero esa vez usó protección y arnés.
Su próximo desafío será caminar a lo largo de los rascacielos de Nueva York.
Fuente: El tiempo
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